La verdadera esperanza: "El deseo cumplido"
 

Crisis de valores familiares.
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Imagínate papá, entre esos 11 y 13 años de edad, cuando la pubertad llega a sus vidas, cuando la independencia empieza a cobrar ya un estilo de vida en tu hijo, cuando la razón empieza a preguntarse en tu hijo: “Mi papá me dice que no fume y él fuma, ¿por qué me dice que no tome y él lo hace? ¿Por qué me dice que no ande con mujeres y él sí anda con mujeres?” Y empieza a ser razonamientos ya su cerebro y empieza a amargarse y a rebelarse ante la hipocresía y esa máscara de una hipocresía del padre que no está siendo realista con el problema de sus hijos enfrentándolo.

Cuando la madre frustrada, resentida, derrotada al no tener el apoyo del padre, permite ese rencor hacia sus hijos, cuando los problemas, las discusiones, los pleitos surgen en la casa de una u otra manera, cuando se fomenta una atmósfera de terror en el hogar, una atmósfera por un padre alcohólico, una madre amargada, por una hija rebelde, se vuelve tensa esa atmósfera y es difícil de sobrellevar.

Crisis de valores familiares

Estamos viviendo una crisis de valores familiares, en nuestros hogares latinos que se están manifestado en cárceles llenas de jóvenes, tutelares, centros de adaptación juvenil, que se están manifestando en la deserción escolar en muchas escuelas, en el consumo de drogas como la cocaína entre los jóvenes, también como el estilo de vida desenfrenada en los jóvenes sin rumbo, sin expectativa, sin metas en la vida, sin ambición que simplemente son arrastrados por la corriente de la indiferencia de los padres hacia ellos.

En el periódico Opinión: el 66% de los jóvenes latinoamericanos reportan que tienen pobre comunicación con sus padres; al 18% les imponen un castigo, los golpean, les ponen restricciones, se les dejan de hablar, los insultan.

Los jóvenes reconocen que es en la familia donde hay el espacio en que se les puede proveer afecto.

El mismo joven se da cuenta que es en la familia donde él puede encontrar esa palabra afecto, ese sentimiento que nutre el alma y el cerebro para que pueda desarrollarse adecuadamente.

Es impresionante ver cómo los descubrimientos del desarrollo del cerebro en las etapas primarias de la vida del niño, de la preadolescencia, adolescencia y juventud, en la parte frontal del cerebro, en la parte de emociones, en la parte del juicio hay afectaciones cuando no hay afecto, cuando hay golpizas, cuando hay desenfreno, cuando el joven incursiona al terreno del alcoholismo, de las drogas.

Jóvenes sin esperanza
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