La terapia cognitiva del comportamiento enseña a las personas deprimidas a combatir los pensamientos negativos y a reconocerlos como síntomas, y no como la realidad de su mundo.

En otras palabras, el joven a través de este tipo de terapia puede aprender a quitar esos pensamientos negativos que le llegan, como: “tú no sirves para nada en la vida”.

Ese pensamiento puede ser frecuente en la vida del adolescente, pero no corresponde con la realidad, porque sabemos que para algo servimos en la vida, que todos tenemos algo que dar en la vida, todos tenemos algo que ofrecer, algo en que podemos ser útiles; sin embargo, ese pensamiento puede llegar frecuentemente a la vida de la persona, y si el joven no sabe quitarse esos pensamientos frecuentes de la cabeza y lo toma como si eso fuera la realidad de su vida, pues definitivamente se va a deprimir.

Con esta terapia cognitiva no me estoy refiriendo a ese positivismo que no lleva a nada, a eso que dice la gente que “yo siempre quiero ver que no hay problema, yo quiero siempre ver que todo es bueno, que todo es correcto” . Ese es un extremo y es una falsa forma de enfrentar la vida porque no es la realidad. Lo cierto es que sí hay problemas, hay momentos complicados, y existen ciertos pensamientos negativos que llegan a la mente del adolescente.

Hay que buscar a las personas adecuadas para este tipo de terapia pues no cualquier persona sabe conducirla.

Es posible que los episodios de depresión no se puedan prevenir en adolescentes con fuertes antecedentes de depresión en la familia o con múltiples factores de riesgo, peor la identificación oportuna y el tratamiento rápido e integral pueden prevenir o posponer los episodios posteriores.