Los padres que aman y valoran a sus hijos, los estarán capacitando para ser personas de carácter el día de mañana, que obedezcan por convicción, y que enfrenten las circunstancias adversas ante las cuales otros sucumben y fracasan.
La obediencia y la perseverancia marcarán la diferencia entre formar personas de éxito o de fracaso en la vida.