Tres
montañas debemos mover en nuestras propias vidas que nos impiden
la felicidad verdadera y nuestro desarrollo ya sea en la familia o
como individuos en nuestro trabajo y en la misma sociedad.
Esas
montañas son: la depresión, la pérdida de autoestima
o de dignidad propia, y finalmente la pérdida de esperanza.