Vacunación en niños

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La vacunación constituye una de las formas más efectivas de prevenir la aparición de infecciones severas.

El uso frecuente de vacunas en todo el mundo, ha permitido controlar un altísimo porcentaje de enfermedades que fueron epidémicas (enfermedades por lo general infecciosas, que afectan a gran número de personas en un período específico, en una región determinada)  y mortales hasta la primera mitad del presente siglo.

De igual manera, logró erradicar la viruela del mundo, eliminar en buena parte la poliomielitis de América (figura 1) y ha disminuído de forma significativa la incidencia de enfermedades como el tétanos o la meningitis por H. influenzae tipo b.



En el mundo se encuentran en la actualidad más de 50 productos para vacunación contra diversos gérmenes que incluyen el tétanos, la difteria, la tosferina, la tuberculosis, la polio, la rubéola, las paperas, el sarampión, el H. influenzae, las hepatitis A  y B, la varicela y el virus de la diarrea rotavirus, aparte de otros productos para la gripa como contra el virus sincicial respiratoria y el resfriado común.

Las normas de la Academia Americana de Pediatría y del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos en torno a las prácticas de inmunización básicas (tabla 1), buscan ampliar de manera prioritaria hasta donde sea posible la cobertura de vacunación y evitar las "oportunidades perdidas de inmunización", buscando dar a los padres las mayores facilidades posibles.


Tabla 1
¿Qué es vacunación?
Vacunación significa la aplicación de cualquier vacuna o toxoide (ver más adelante). Inmunización se refiere al proceso de inducir una respuesta de defensas o anticuerpos en el individuo que puedan actuar contra el germen que produce la enfermedad para evitarla o al menos disminuir la gravedad de la misma (figura 2).

Figura 2. A. Las vacunas se forman a partir de microorganismos vivos, muertos o son sintéticas. B. Una vez la vacuna entra al organismo de la persona se forman anticuerpos contra el germen. C. Los anticuerpos formados tienen memoria del agente agresor. D. Cuando el agente agresor entra en contacto otra vez con el organismo es identificado por los anticuerpos. E. El anticuerpo se une al agente agresor una vez lo ha reconocido.


F. El agente agresor  es destruído por la vacuna.

La inmunización es activa cuando se administra la vacuna buscando producir la respuesta de defensas descrita con anterioridad  y es pasiva cuando se administran de manera directa esas defensas buscando proteger en forma transitoria contra la enfermedad.

¿Qué son las vacunas?

Los agentes empleados para inmunizar incluyen sustancias llamadas vacunas propiamente dichas, toxoides o preparaciones de anticuerpos obtenidos de animales o humanos.

Las vacunas están hechas de virus muertos o vivos. Los primeros a pesar de no vivir conservan la capacidad de producir una respuesta del sistema de defensas del organismo que queda grabado en forma indefinida y que se reactiva al entrar en contacto con virus vivos.

Los virus vivos se han manipulado para que sean de poca o nula capacidad para producir enfermedad pero de alto poder para inducir la respuesta de defensas.

Los llamados toxoides son productos que contienen partes o sustancias tóxicas extraídas de la bacteria que al igual que los virus vivos tienen baja capacidad para inducir enfermedad.

Las preparaciones de defensas o anticuerpos son las llamadas inmunoglobulinas o gammaglobulinas y consisten en concentrados de defensas contra gérmenes específicos. Son obtenidos de sueros de humanos o animales y son usados de manera especial cuando hay sospecha de contacto agudo con algún germen.

En la presente revisión examinaremos las principales vacunas de prevención basados en las normas de la Academia Americana de Pediatría para enero a diciembre de 1999 (tabla 2). Dentro de ellas incluímos la BCG [Bacilo de Calmette Guerin (tuberculosis)], no recomendada de forma rutinaria por la Academia. Estas vacunas protegen al niño contra enfermedades serias, que pueden poner en peligro su vida. Enumeramos las dosis, esquema e intervalos recomendados.


Descripción de las vacunas
Vacuna antituberculosis

Debe aplicarse a todo recién nacido normal durante el primer mes de vida. Es de las vacunas más controvertidas pues es la de menor capacidad de inducir defensas. Sin embargo, múltiples estudios han mostrado su utilidad para disminuír los casos de tuberculosis diseminada y en el cerebro. Teniendo en cuenta el resurgimiento de la enfermedad, asociada de manera especial al SIDA, no debe descartarse la vacuna en la prevención de las formas severas. Se recomienda que sea aplicada por vía intradérmica en dosis de 0,1 ml en región supraescapular o deltoidea izquierda y debe ponerla personal capacitado, ya que la mayoría de complicaciones locales son asociadas a mala postura de la vacuna. Es un producto muy usado e incluído en los esquemas de vacunación de países subdesarrollados.

Vacuna contra la difteria, tétano y tos ferina (DTaP)
El miedo a la vacuna contra la tos ferina ha hecho que algunos padres se preocupen acerca de la DTaP. La existencia de una bajísima incidencia de alteraciones neurológicas asociadas a la vacuna ha hecho que exista cierta inquietud porque la vacuna pueda provocar daños en el cerebro, epilepsia u otros daños neurológicos en los niños.

A este respecto debemos recordar que la tosferina es una enfermedad muy peligrosa, en especial para los niños menores de 6 meses siendo el riesgo de padecer o morir a causa de la tosferina mucho mayor que los posibles efectos secundarios de la vacuna. El niño que no haya sido vacunado contra la tosferina tiene una posibilidad de 1 en 3000 de enfermarse. En cambio, el niño que recibe la vacuna tiene una posibilidad de 1 en 2 millones de tener daños neurológicos atribuíbles a ella.

Además una nueva forma de vacuna ha demostrado ser más efectiva y con menos efectos secundarios. El riesgo de que el niño se contagie de tosferina es mayor si menos niños reciben la vacuna. El tipo de vacuna preferida en este caso es la que contiene la forma acelular de la B. pertussis, que es la que menos efectos secundarios produce. La dosis empleada es de 0,5 ml por vía intramuscular. En niños mayores y adultos que hayan recibido el esquema completo se debe colocar la llamada Td (Toxoide diftérico y tétanos) con intervalos de 10 años posterior a la última vacunación. Las reacciones secundarias más frecuentes a la aplicación incluyen fiebre y un sindrome de llanto persistente o irritabilidad, ambos usualmente transitorios y que se manejan con analgésicos y antipiréticos comunes.

Vacuna para el sarampión, paperas y rubéola (MMR)
Los recientes brotes de sarampión en las escuelas secundarias y universidades han hecho necesario que los niños reciban dos dosis de vacuna MMR, la primera al cumplir entre 12 y 15 meses de edad y la segunda cuando tengan de 4 a 6 años de edad. (En algunos lugares la segunda dosis no se les da a los niños hasta que tienen de 11 a 12 años).

La vacuna contiene virus vivos atenuados por lo que no se recomienda su uso en embarazadas. En Inglaterra la vacunación sistemática a adolescentes logró erradicar la rube-la congénita. Las reacciones en niños alérgicos al huevo son cada vez más escasas gracias a un nuevo componente de muy baja capacidad alérgica.

Vacuna de Haemophilus influenza tipo b (Hib)
Haemophilus influenza es un tipo de bacteria que causa varias enfermedades que ponen en riesgo la vida de los niños pequeños como meningitis, epiglotitis y neumonía. Antes de tener disponible una vacuna, más de 10,000 niños por año en los Estados Unidos desarrollaban meningitis por este germen.

Entre ellos morían aproximadamente 500 y unos 3800 quedaban con retardo mental, ciegos, sordos o con parálisis cerebral. Gracias a la vacuna, la enfermedad es ahora poco común. Es especialmente recomendada en niños que asisten a jardines o guarderías. Son raros los efectos secundarios atribuíbles a esta vacuna.

Vacuna contra la Hepatitis B (Hep B)
La vacunación contra la hepatitis B previene la enfermedad producida por este virus y el daño grave al hígado que puede ocurrir 20 a 30 años después que la persona se infecta por primera vez. Entre los daños posibles están la cirrosis y cáncer del hígado capaz de producir la muerte a más de 5000 adultos cada año en los Estados Unidos (figura 3).

Figura 3. La hepatitis B es una enfermedad grave y puede producir muerte de las células hepáticas.

Mientras más joven se adquiera la infección, mayor es el riesgo de adquirir problemas serios. Esta vacuna se deba aplicar también a individuos mayores y a todo el personal que trabaja en salud. La dosis usada en menores de diez años es de 0,5 ml intramuscular. Mayores de 10 años reciben 1 ml. Sus efectos secundarios aparte del dolor local son raros.


Vacuna contra la polio
La vacuna contra la polio protege al niño contra esta enfermedad, cada vez menos frecuente pero incapacitante. Se recomienda usar la forma inactivada en las dos primeras dosis para evitar al máximo la posibilidad de polio postvacunal, que tiene una incidencia de un caso por cada 3 a 5 millones de dosis aplicadas de virus vivo oral. La tercera dosis y los refuerzos pueden cumplirse con la forma oral de la vacuna (figura 4).
De igual manera, esta última forma es considerada de elección para campañas masivas de vacunación, muy frecuentes en países en vías de desarrollo.

Figura 4. Se recomienda la vacuna en forma inactivada contra la poliomielitis en las dos primeras dosis. La tercera y los refuerzos pueden cumplirse con la forma oral de la vacuna.

Vacuna contra la varicela

Por lo general, la vacuna contra la varicela se da entre los 12 y 18 meses, pero es posible suministrarla a niños más grandes si todavía no han recibido la vacuna. Los niños de 13 años o más deben recibir 2 dosis espaciadas por lo menos 4 semanas. Esta vacuna tiene una eficacia de 70% a 90%, para prevenir la varicela y si un niño vacunado se enferma de varicela, la enfermedad se presentará de una forma mucho más leve.

Rotavirus

Esta vacuna se agreg- a finales de 1998 al programa de inmunizaciones. Es posible que sea capaz de evitar una de las causas más comunes de diarrea infecciosa en niños pequeños. Todas las dosis deberán darse antes de que el niño cumpla 1 año de edad y aunque su eficacia no es del 100%, puede disminuír la gravedad de la enfermedad, el porcentaje de recurrencia y también la incidencia de la misma. El desafortunado aumento inesperado en los casos de intusucepción hizo que en septiembre de 1999 la Academia Americana de Pediatría suspendiera por tiempo provisional la recomendación de uso de la vacuna hasta no tener estudios clínicos más completos.

¿Cuando no está indicada la vacunación?

Si cualquiera de las siguientes condiciones es aplicable a su hijo, es probable que sea preferible aplazar la vacunación (tabla 3).


¿Cuáles son las razones no justificadas para no vacunar?
Un gran porcentaje de niños en el mundo no han recibido todas las vacunas recomendadas. Las precauciones innecesarias han hecho a los padres posponer o cancelar las vacunas programadas.
En abril de 1989, el Servicio de Salud Poblica de los Estados Unidos publicó la siguiente lista de condiciones que no son razones válidas para posponer o cancelar las vacunas. Esto quiere decir que el niño todavía puede vacunarse si una o más de las siguientes condiciones es verdadera (tabla 4).

Ninguna de las situaciones mencionadas con anterioridad debe contraindicar la vacunación.
Es recomendable visitar de manera periódica al pediatra para que se revise el estado de vacunación del niño. La mayoría de estas vacunas deben administrarse para ser de máxima utilidad antes de los dos años de edad. Su correcta y puntual aplicación evitará la aparición de enfermedades que pueden ser mortales.

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