Infecciones de la garganta en niņos

EMSA
____________________________________________

La faringitis aguda, como su nombre lo indica, es la infección de la faringe o garganta y si, además, se extiende a las amígdalas, se denomina faringoamigdalitis.

Ambas enfermedades son muy frecuentes y afectan a personas de todas las edades, pero, en los niños adquieren particular importancia, no sólo porque son un problema bastante común, sobre todo durante la edad escolar, sino porque cuando son ocasionadas por una bacteria llamada estreptococo, pueden acarrear graves complicaciones, que involucran órganos tan distantes como el corazón y los riñones.  

En los niños, la infección casi siempre afecta las amígdalas, pues dichas estructuras aumentan de tamaño y se desarrollan más entre los cinco y los 12 años de edad. Por lo general, todo niño en edad escolar sufre de dos a cinco episodios de faringitis y faringoamigdalitis cada año.
En ocasiones estas infecciones pueden ser tan repetitivas que justifican la realización de una cirugía para extirpar las amígdalas (amigdalectomía). 

La mayoría de casos se presenta durante los períodos más fríos y lluviosos del año, pues en esta época son más comunes los resfriados y otras infecciones de las vías respiratorias, que favorecen la aparición de faringitis y faringoamigdalitis.

Teniendo en cuenta las implicaciones adversas de la faringoamigdalitis, es fundamental que todos los niños con manifestaciones sugestivas de la enfermedad, como son fiebre, dolor de garganta y/o dificultad para pasar los alimentos, sean evaluados por un médico, quien decidirá el tratamiento más apropiado para cada enfermo en particular.

Un punto muy significativo es aquel relacionado con la utilización de antibióticos, ya que en un alto porcentaje de casos estos medicamentos no son necesarios, porque la infección es provocada por virus y desaparece después de cuatro a siete días.

Características de la faringe y las amígdalas
La faringe o garganta es una estructura común a las vías digestivas y respiratorias y se encuentra localizada por detrás de la boca. Hacia arriba, se comunica con las fosas nasales, mientras que hacia abajo tiene comunicación con la laringe y se continoa con el esófago.
Por detrás de la lengua y debajo del paladar duro están localizadas las amígdalas, en el espacio comprendido entre dos pliegues denominados pilares del paladar (figura 1).


Esquema que ilustra la localización de la faringe y las amígdalas y sus relaciones con las vías respiratorias y digestivas.

Las amígdalas son órganos de forma irregular que hacen parte del sistema linfático, relacionado con los mecanismos de defensa del organismo, y cumplen una función muy importante para combatir los microbios que entran al cuerpo por la boca y la nariz.

Las infecciones de las amígdalas son más frecuentes en los menores de cuatro a diez años de edad, porque a partir de los dos años, estos órganos linfoides experimentan un incremento significativo de su tamaño y como consecuencia, adquieren un aspecto irregular y en su superficie se observan hendiduras y depresiones (criptas), en las cuales es fácil que se introduzcan mínimas cantidades de comida.

Estas acumulaciones favorecen la proliferación de las bacterias y, en consecuencia, la aparición de faringoamigdalitis.

Puesto que el aire que respiramos debe pasar por la faringe, para seguir luego por la laringe y la tráquea hasta los pulmones, se entiende que cuando ocurre una marcada inflamación de la garganta, la respiración pueda hacerse difícil; tal fenómeno es particularmente relevante en los niños, en quienes estas estructuras son angostas, de modo que se obstruyen con facilidad.

Factores predisponentes de faringoamigdalitis
Hasta el momento han sido identificadas varias condiciones que favorecen la aparición de faringitis y faringoamigdalitis en los niños y entre ellas, las más importantes son el resfriado común y otras infecciones de las vías respiratorias, causadas por virus (tabla 1). 

Tabla 1
Así mismo, la contaminación del medio ambiente y el humo del cigarrillo provocan irritación de la delicada membrana que tapiza la garganta (mucosa farêngea) y esto facilita las infecciones.


Durante la edad escolar, la faringitis y la faringoamigdalitis son muy frecuentes porque el contacto con otros niños hace más fácil adquirir infecciones virales, por ejemplo el resfriado común.
Como las amígdalas son un órgano de defensa, cuando el niño está resfriado, aumentan de tamaño y al volverse su superficie más irregular, es más fácil que queden atrapados restos de comida. Esta es la razón por la cual suele desarrollarse faringoamigdalitis después de un simple resfriado.

Por ello, es de gran valor que los padres vigilen con atención los resfriados en los niños. Si aparece ardor en la garganta, dolor al pasar líquidos o alimentos sólidos o fiebre alta, es muy posible que se trate de una faringoamigdalitis y hay que consultar al médico.

Algunos niños presentan una disminución de las defensas, estado conocido como inmunosupresión, la cual puede deberse a varias causas, bien sea por herencia, como resultado de la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), por desnutrición o debido al tratamiento para combatir el cáncer. En todas estas entidades, es más frecuente el desarrollo de faringitis y faringoamigdalitis, puesto que el sistema de defensa del cuerpo está alterado y no puede responder como debería para combatir las infecciones.       

En qué consiste la faringoamigdalitis aguda?
Esta enfermedad es el resultado de la invasión de la mucosa de la faringe y las amígdalas por bacterias o virus. Este proceso ocasiona inflamación e hinchazón, de modo que las paredes de la faringe se hacen más gruesas y aumenta la temperatura corporal.

La mayoría (hasta 75%) de las infecciones de la garganta son producidas por virus y el restante 15% se debe a bacterias, en particular un germen denominado estreptococo (Streptococcus pyogenes).

La infección por estreptococo es una entidad de cuidado, que requiere un tratamiento oportuno y adecuado, porque, a veces esta bacteria prolifera a tal grado que invade la sangre y a través de ella puede llegar al corazón, las articulaciones o los riñones del niño, causando lesiones en estos órganos.

Posibles complicaciones
Si no se tratan a tiempo, las infecciones de la garganta pueden ocasionar complicaciones significativas en el corazón, las articulaciones o los riñones, las cuales llegan a poner en peligro la vida del niño. Estas complicaciones se conocen como fiebre reumática y glomerulonefritis aguda.

La causa de estas alteraciones podría entenderse como una equivocación de los mecanismos de defensa del organismo (sistema inmune). Cuando las bacterias invaden la garganta, las células inmunes las reconocen como extrañas y comienzan a atacarlas; sin embargo, el estreptococo produce una sustancia que se confunde con un componente normal de la piel, el sistema nervioso, las articulaciones, el riñón y el tejido del corazón, de modo que la reacción de defensa no sólo elimina las bacterias, sino que lesiona estos órganos y estructuras.

En la fiebre reumática son afectados el corazón y las articulaciones grandes (como la rodilla, el hombro, la cadera), mientras que en la glomerulonefritis, el órgano que más daño sufre es el riñón.

Es posible sospechar el desarrollo de fiebre reumática, cuando se detectan en el niño áreas enrojecidas alrededor de las articulaciones, pequeñas masas debajo de la piel
(n-dulos), dolor al mover las articulaciones, movimientos anormales de los brazos o las piernas

(corea de Sydenham), fatiga, palpitaciones o dolor en el pecho. Cuando el riñón es afectado disminuye la cantidad de orina, el niño orina menos veces durante el día y se le hinchan la cara y las extremidades (tabla 2).

Manifestaciones

Al principio aparece una sensación de irritación y ardor en la garganta, que aumenta a medida que avanza la enfermedad.

Más adelante se presenta dolor al pasar alimentos sólidos y líquidos, así como mal aliento. Al mismo tiempo, hay fiebre, malestar general y pérdida del apetito.

En los bebés es posible sospechar la infección porque lloran con frecuencia, pierden el apetito, tienen vómito y fiebre y se observan decaídos e inquietos. Por su parte los niños de dos años o más se quejan de molestias en la garganta y dolor al pasar los alimentos.

Cuando la enfermedad es provocada por virus, la fiebre no es muy alta (alrededor de 37¡C a 38,5¡C) y se acompaña de otras manifestaciones como irritación de los ojos (conjuntivitis), producción de moco claro por la nariz, dolor muscular y, en ocasiones, diarrea. Así mismo, al examinar la garganta se observa un leve enrojecimiento y a veces, pequeñas vejigas traslocidas.

Por el contrario, en las infecciones bacterianas, la fiebre es más elevada (39¡C o más), suele presentarse dolor de cabeza y al observar la garganta se ve  muy enrojecida, las amígdalas están aumentadas de tamaño y tienen membranas o secreciones amarillentas sobre su superficie. Además, al tocar con cuidado el cuello, es posible identificar pequeñas masas que corresponden a ganglios linfáticos inflamados (figura 2).

Figura 2. Manifestaciones de la faringoamigdalitis aguda. Si la enfermedad es causada por virus, la fiebre no es muy alta (menos de 38,5¡C), mientras que cuando es provocada por bacterias, el dolor de garganta es más fuerte y se acompaña de fiebre alta (más de 39¡C), decaimiento y malestar general.

Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©