El pie plano en el niņo: mitos y realidades

05 de Octubre, 2006
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Aunque ha sido por mucho tiempo uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica ortopédica, es aún una entidad poco comprendida por los padres, sobre la cual existe gran cantidad de ideas erróneas y, aún en ocasiones, de conceptos contradictorios en los especialistas que lo manejan.

¿Qué es el pie plano?
No existe un consenso generalizado para delimitar con precisión en qué medida un pie determinado es normal o no. El pie plano es la ausencia o pobre definición del arco longitudinal, sobre el cual se realiza el apoyo.
El arco del pie es una estructura que se va haciendo evidente con el crecimiento y sobre cuya conformación influyen diversos factores que mencionaremos más adelante.
Figura 1. Vista lateral del pie humano donde se observa el arco longitudinal interno y la huella que forma.

¿Qué es el arco longitudinal del pie?
Es la concavidad que se observa en la parte interna de la planta, gracias a la cual, al estar de pie, el apoyo se realiza sobre la parte externa y está formado por el esqueleto del pie (huesos y articulaciones), teniendo los músculos poca o ninguna injerencia en su conformación (figura 1).

¿Cómo se desarrolla el arco longitudinal?
El arco longitudinal no está presente al nacimiento. Todos los recién nacidos presentan pie plano. La presencia de una almohadilla de grasa en la planta del pie y la gran flexibilidad de los ligamentos del niño hace que sea difícil observar el arco antes de los dos años y, por lo tanto hasta este momento, no es posible diagnosticar el pie plano flexible.
Con el crecimiento, al ir desvaneciéndose la almohadilla de grasa  plantar, y al perderse algo de la flexibilidad normal en los ligamentos, el arco se va haciendo cada vez más evidente, aunque su desarrollo no es igual en todos los niños. Existen, sin embargo, algunos niños que presentan alteraciones graves del desarrollo de los pies algunas de las cuales se manifiestan en forma temprana, y otras más adelante.

¿Por qué se produce el pie plano?
No existe una causa única a la cual adjudicarle el desarrollo del pie plano. En la mayor parte de los pacientes, no se observan alteraciones estructurales importantes, se encuentra un pie con movilidad adecuada y que no produce molestia alguna.
Este es el llamado pie plano flexible y es considerado por muchos autores como una variante anatómica normal, aunque la controversia en este punto persiste.
Los ligamentos que unen los huesos del pie son, en estos niños, muy laxos y permiten que el arco, aunque esté presente en apariencia, se colapse y se observe disminuido o ausente al realizar el apoyo.
Figura 2. En el pie plano, las relaciones de los huesos del pie permiten que el arco desaparezca al realizar el apoyo.

Existe otra categoría de pie plano  que es la encontrada en aquellos pacientes que sí presentan alteraciones importantes en la conformación de sus pies los cuales son generalmente dolorosos y, por lo mismo, incapacitantes.

Las causas en este caso son variadas, encontrándose entre las principales, alteraciones congénitas en la formación o posición de los huesos del pie, uniones anormales entre éstos o pérdida del arco debida a parálisis o debilidad de los músculos de la pierna.

Algunos autores llaman genéricamente a este segundo grupo pie plano patológico. Identificar y tratar los pacientes con pie plano patológico es uno de los principales objetivos de la consulta ortopédica (figura 2).


¿Qué síntomas presenta el niño con pie plano?
La gran mayoría de niños que son llevados a la consulta por pie plano no presenta ningún síntoma y el motivo de consulta es  la preocupación de los padres por la ausencia del arco o el desgaste anormal o excesivo de los zapatos.

Algunos niños con pie plano flexible  pueden presentar dolor en el pie o en las piernas o  se cansan fácilmente, molestias que, por lo común, son leves, ocasionales y no incapacitan al niño para sus actividades.

El paciente  con pie plano patológico suele presentar dolor, que puede iniciar en la infancia o en la adolescencia, callosidades y una verdadera limitación funcional por la intensidad de sus molestias que es mucho mayor a la que se observa en el pie plano flexible.

¿Cómo se diagnostica el pie plano?
Aparte de la obvia observación del niño con un arco longitudinal pobre o en apariencia ausente, el médico valorará, para definir adecuadamente la gravedad del problema, la flexibilidad del pie, su movilidad y si el caso lo requiere podrán realizarse radiografías o inclusive estudios de mayor complejidad.

¿Cuando debe tratarse?
Uno de los mitos más difundidos sobre el pie plano es que todo niño que lo presente debe recibir tratamiento. Creencia generalizada que ha sido muy difícil de erradicar, en parte porque ha sido alimentada por mucho tiempo por generaciones de ortopedistas que así pensaban, ante la ausencia de estudios serios que demostraran lo contrario.

Actualmente se acepta que el pie plano flexible, que no genera molestias y al cual se ha descartado mediante un examen físico cuidadoso la existencia de anormalidades importantes, no requiere tratamiento.

Pacientes que presenten dolor o algún grado de incapacidad, deformidades asociadas o alteraciones estructurales deben recibir atención oportuna y seguimiento periódico por parte del ortopedista.

¿Qué tratamientos existen?
Hasta el momento no se ha comprobado que las modificaciones al calzado empleadas para corregir el pie plano logren cambiar la conformación del pie, ni la aparición del arco.

Por lo tanto, el objetivo que persigue la utilización de estos realces es mejorar los síntomas cuando se presenten y en ocasiones se obtiene como ganancia secundaria una prolongación en la vida útil del calzado.

El pie plano patológico, puede requerir además la realización de procedimientos quirúrgicos para mejorar el dolor o las deformidades presentes. Estas cirugías están indicadas muy rara vez en el pie plano flexible.

La fisioterapia es una herramienta que puede igualmente mejorar algunas de las alteraciones presentes en estos niños.

¿A qué edad debe iniciarse el tratamiento?
Teniendo en cuenta que el pie plano flexible no puede diagnosticarse antes de los 2 o 3 años de vida, sólo en ese momento se iniciará su manejo cuando los síntomas lo justifiquen.
En niños con pie plano rígido, desde su diagnóstico se valorará la necesidad e indicación de las opciones terapéuticas, que pueden ser muy variadas y dependerán  de la edad del paciente, la rigidez del pie, condiciones asociadas y severidad de los síntomas.

¿Qué tipo de zapato debe usar el niño con pie plano?
Partiendo de la  base que es poco probable que los zapatos ortopédicos contribuyan efectivamente a mejorar el arco plantar, habría una serie de recomendaciones para definir el calzado ideal en los niños, tengan o no, pie plano (tabla 1).
El zapato debe ser amplio para ajustarse a la forma del pie y no al contrario, flexible para permitir la movilidad adecuada. 

Para evitar una presión excesiva sobre los dedos, no se aconseja el uso del  tacón alto, especialmente en las niñas, empujadas desde temprano a seguir las tendencias de la moda femenina.
En cuanto a su peso, lo ideal es que sea liviano para así evitar un gasto de energía innecesario y que tenga una ventilación suficiente que permita la evaporación de la humedad; por último, la suela debe garantizar una  adherencia suficiente al suelo.


¿Se debe permitir al niño con pie plano andar descalzo?

Quienes han estudiado poblaciones donde es habitual  caminar descalzo observan que los pies de estas personas, niños y adultos, presentan una mayor flexibilidad, menos deformidades y una tendencia

claramente menor a desarrollar pie plano, rebatiendo así otra arraigada creencia y poniendo de manifiesto una vez más que los zapatos del niño, cuyo objetivo es protegerlo de lesiones, deberían brindarles la movilidad, amplitud y comodidad del pie desnudo (tabla 2).
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