POR QUÉ PAPÁ ES TAN IMPORTANTE
PARTE III

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CÓMO GANARNOS EL RESPETO DE NUESTROS HIJOS

Tres principio relativos a la autoridad son de vital importancia a la familia y para la continuación de nuestra forma de vida. Permítanme hablar brevemente:

1. La responsabilidad principal  de la autoridad en el hogar se
ha asignado a los papás:


1ª  Timoteo 3:4-5  establece:

“…que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción
con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)…”

Papá debe tener autoridad amorosa  en su propia casa, y ser capaz de instruir  y exigir el respeto de sus hijos.

El que papá tome la autoridad, no justifica la opresión con mano de hierro de los niños o el desprecio de las necesidades de su esposa. Pero Dios y el  razonamiento humano  esperan que el padre sea el que tome la decisión final en su familia.

Asimismo, el padre tiene una responsabilidad más seria, pues de en él recae cuál va a  ser el resultado final, en la vida de su esposa y de sus hijos, de cada una de las decisiones que tome respecto de su familia.

Por ejemplo, tu  familia ha comprado demasiados artículos a crédito, y como consecuencia no se pueden pagar,  la crisis financiera es en última instancia, culpa del padre. Si la familia no lee la Biblia o casi nunca va a la iglesia, Dios hace al hombre a responsable. Si los niños son irrespetuosos y desobedientes, la responsabilidad principal recae en el padre... no en su esposa.

Desde esta perspectiva,  ¿qué es lo que sucede a una familia cuando el papá no hace su trabajo?
Primeramente, la familia entera queda si una dirección clara acerca de lo que se debe hacer, se vuelve un caos, como en cualquier negocio u organización donde no hay liderazgo, cada cual hace lo que quiere, y eso lleva a la desintegración de ese negocio.

La mayor necesidad en los países hispanos es la falta de padres que ejerzan su autoridad, y piensan que su única responsabilidad es llevar dinero a la casa. Sí es necesario ser un proveedor de las necesidades de la casa; pero, al mismo tiempo, llevar la autoridad de la casa.

2. Los niños naturalmente miran a sus padres como la autoridad.

Necesitan alguien que los guíe desde el principio de sus vidas. Es una necesidad natural con la que nacen. Véalo cuando aprenden a caminar, a balbucear su primera palabra, a querer sonreír cuando papá les sonríe, es algo natural. Ellos buscan ayuda y dirección sobre qué hacer.

Y conforme se van desarrollando, necesitan una guía sobre lo que deben hacer; por ejemplo, lavarse los dientes, asearse, limpiar sus zapatos, comer sanamente, hacer deporte, cómo relacionarse con las personas de alrededor, estudiar hacer la

tarea y leer.

¿Sabía usted que cuando un padre ocupa tiempo para estar a solas con su hijo y leer, este niño desarrollará el mejor hábito de su vida?, y, además, las estadísticas dicen que llegará hasta un profesionista.

La Universidad  Nacional Autónoma de México en su reciente investigación acerca de la lectura, llamada: “Hijo y papá leyendo juntos”, descubrió que el desarrollo mental, emocional, la inteligencia del niño, de saber tomar decisiones correctas en su vida y de querer superase son mucho mayores, que cuando esto no se hace.

Conocí un maestro recién graduado de su maestría en Educación, a quien le fue asignado un grupo de preadolescentes para que les enseñara. Este grupo era en especial indomable, ya muchas maestras habían pasado por él sin obtener resultados.

Lo que mi amigo hizo fue hablarles con su voz recia, masculina, de autoridad, y créame, las cosas empezaron a cambiar. Por primera vez los estudiantes guardaban respeto al profesor. Y el orden, para poder enseñar, se restableció.

Por eso, también las madres necesitan la ayuda disciplinaria de sus maridos. No es que el hombre debe manejar cada acto de desobediencia, sino que debe servir de marco en el que se construye la patria potestad.

Por otra parte, debe quedar claro a los niños que papá está de acuerdo con las políticas de la madre y él la apoyará en casos de insurrección. A esto se refiere Proverbios capítulo cuatro versículos del uno al cuatro:

“Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura.  Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás.”

Esto es lo que se entiende por un padre que tiene la sabiduría para enseñar a sus hijos cómo conducirse en la vida y las instrucciones necesarias para el niño o la niña.

3. la Autoridad del padre se pondrá a prueba:


Algo profundamente arraigado en el temperamento humano,
es una voluntad propia, que rechaza la autoridad externa. Esta actitud de rebelión se manifiesta durante el primer año de vida y domina la personalidad durante el segundo.

Los "terribles dos años" se pueden resumir en esta pregunta controversial, "¿con qué derecho usted o cualquier otra persona intenta decirme qué hacer con mi vida?" Esa misma pregunta se gritó durante los años de la adolescencia, junto con comentarios poco dulces como, "yo no pedí nacer, ¿sabes?".

Mi punto es, que los seres humanos de todas las edades se inclinan a probar los límites de la autoridad. En su nivel más básico, esta resistencia es una expresión de rebelión espiritual de la humanidad contra Dios.

Cualquiera que dude de esta naturaleza terca, sólo tiene que observar el poder absoluto de la voluntad propia de un niño pequeño. ¿Alguna vez has visto cómo un niño de tres años, enojado, aguanta la respiración hasta que pierde el conocimiento?, sucede.

Considere la posibilidad del niño, cuya madre me escribió la siguiente nota:

“Mi marido y yo nos dimos cuenta de que nuestra hija, de dos años de edad, era una niña de carácter fuerte, la noche en que le dimos a probar  por primera vez los guisantes verdes. Julie tomó un bocado y luego se negó a tragar.

Pero ella también se negó a escupir los guisantes, no importa lo que tratamos de hacer. Tratamos de forzar la apertura de las mandíbulas, y luego amenazamos con pegarle. Finalmente, suplicamos a Julie a cooperar, pero ella no se movió.

No había nada más que hacer que poner a la cama. Doce horas más tarde se despertó brillante y alegre, sin los guisantes en su boca. Los encontramos en un pequeño montón al pie de su cama. Su padre y yo estábamos muy aliviados de que los guisantes no permanecieron en su boca ¡toda la noche!”

¿Podría ser que una niña de dos años de edad, es realmente capaz de maniobrar mejor y sostenerse más que los adultos en su mundo? Ciertamente, lo es. Y si hay un punto ciego en la psicología del siglo XX, es la falta de reconocimiento de este belicoso temperamento humano y la importancia de responder adecuadamente cuando se produce desafío deliberado.

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