Como su nombre lo indica, el desánimo hace sentir a la persona sin ánimo de nada, o que ha perdido toda ilusión. Es un estado anímico tan cruel que afecta nuestra capacidad de realizar aquellas actividades que normalmente nos hacían sentir felices. |
“Cuando la vida te presente razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil
y una razones para reír”.
Anónimo
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Características
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Debilidad física (desgano, falta de fuerza, pesadez)
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Dolores musculares (cabeza, cuello, piernas, etc.)
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Desesperación, ansiedad
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Frustración
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Tristeza, angustia
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Emociones inestables
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Anhelo del pasado o de experiencias felices vividas anteriormente
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Busca evadir la realidad
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Se siente incapaz para enfrentar nuevos retos
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Las tareas cotidianas se visualizan grandes y difíciles
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Pocas cosas, o casi nada causan placer
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Minimizan sus logros o talentos y se enfocan exageradamente a sus fallas
¡Alerta!
El desánimo es un estado de ánimo negativo, por lo cual es pasajero en la vida de la persona y se origina generalmente después de haber pasado por momentos agudos de estrés o sufrimiento (divorcio, pérdida de empleo, problemas en el trabajo, guerra, cansancio, etc.)
Sin embargo, puede ser peligroso si no se atiende o frena a tiempo ya que está a un paso de convertirse en enfermedad: la depresión.
Recomendaciones
Ante el desánimo, la esperanza.
Aunque muchas veces no podemos cambiar nuestro alrededor, nuestra actitud sí podemos cambiarla: Tomar las cosas con calma, recuperar la confianza en uno mismo, amar la vida y disfrutar esos pequeños detalles diarios con quienes nos rodean.
Evita estar solo; busca compañías agradables (tus hijos, tu cónyuge, tus padres, una buena amistad), exprésate, haz ejercicio, practica la lectura, aliméntate sanamente, duerme bien, haz oración y por ningún motivo dejes de hacer aquello que antes te hacía feliz y te motivaba a crecer como persona.
¡Ánimo, hoy es el mejor día por vivir!
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