El trastorno obsesivo compulsivo se trata utilizando medicamentos y psicoterapia.

El primer medicamento que se considera usualmente es un antidepresivo, ya que a menudo es efectivo y no ocasiona efectos secundarios severos. Estos antidepresivos se conocen como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y parecen efectivos en el tratamiento de este trastorno, ya que incrementan la serotonina disponible en el cerebro. Este tipo de medicamentos incluyen, entre otros: fluvoxamina (Luvox), fluoxetina (prozac), sertralina (Zoloft), paroxetina (Paxil) y citalopram (Celexa).

Si un antidepresivo ISRS no es efectivo, se puede prescribir clomipramina, un antidepresivo tricíclico, que aunque es el medicamento más antiguo en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo y es más efectivo que los antidepresivos SSRI, presenta numerosos y desagradables efectos secundarios, incluyendo sedación, dificultad para iniciar la micción, resequedad en la boca y una caída de la presión sanguínea al levantarse de una posición de sentado.

En los casos más resistentes, se pueden combinar la clomipramina y los ISRS. Aunque otros medicamentos, como las benzodiazepinas, pueden ofrecer algún alivio para la ansiedad, generalmente se usan juntamente con otros tratamientos más confiables.

La psicoterapia, que se puede dar a nivel individual o grupal, se utiliza para reducir la ansiedad, resolver conflictos internos y brindar formas efectivas de reducir el estrés.
Las psicoterapias conductistas a menudo se utilizan y pueden incluir:

  • Prevención de respuesta y exposición: la persona es expuesta en forma repetitiva a la situación que desencadena los síntomas de la ansiedad y aprende a resistir la urgencia de llevar a cabo el acto compulsivo.
  • Control de pensamientos: la persona aprende a frenar los pensamientos indeseados y a centrar su atención en el alivio de la ansiedad.