Los síntomas son obsesiones o compulsiones que ocasionan sufrimiento significativo o interferencia con la vida cotidiana y que no se deben a una enfermedad o consumo de drogas. La persona generalmente reconoce que el comportamiento es excesivo o irracional.

La descripción que la misma persona hace del comportamiento usualmente lleva a diagnosticar este trastorno. Se realiza un examen físico para descartar alguna causa física y se hace una evaluación psiquiátrica para descartar otros trastornos psiquiátricos. Los cuestionarios, como la Escala Obsesivo Compulsiva de Yale-Brown (Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale), pueden ayudar a diagnosticar este trastorno y rastrear el progreso del tratamiento.