Entrevista al Lic. José Eduardo Alvarado,
Conferencista y Consejero Familiar
Por: Olga Almanza Garrido

ESPERANZA PARA LA FAMILIA (EPF): Eduardo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que  actualmente un integrante de cada 4 hogares mexicanos, sufre algún trastorno mental.

Es una cifra lamentable que nos enseña mucho, y se aportó dentro del Neurocongress, un evento de Psiquiatría que organiza la Farmacéutica Eli-Lilly, donde cada año se invita a siquiatras especialistas en Salud Mental, para comentar sobre el avance de la salud mexicana y ver qué estrategias podemos tomar como parte de la sociedad para poder combatirlos  y salir adelante.

Repitiendo esta información: “Actualmente, un integrante de cada 4 hogares mexicanos, sufre algún trastorno mental.”  Esto lo hemos comentado en diversas pláticas con padres de familia recientemente, y todos hemos hecho un ejercicio de reflexión, analizando esta situación y si, aún nosotros mismos, pudiéramos tener algún trastorno mental. ¿Qué nos comentas al respecto? ¿Por qué los padres son tan importantes en la vida de los hijos?

JOSÉ EDUARDO ALVARADO (JEA): Efectivamente, yo también tuve conocimiento de este congreso, y es determinante el vínculo que existe entre los padecimientos emocionales o siquiátricos con el tema que vamos a comentar. 

Los padres de familia, que son los que están vinculados con la guianza en una casa, son personas clave para que la familia funcione bien. Las personas entre los 30 y los 50, que fungen como padres, tardan tiempo en darse cuenta de esta situación y buscar una atención médica especializada.

Es importante este dato y no solo el padre, sino también de las que fungen como madres en casa.

El  Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) afirma que el 30% de la población mexicana ha padecido al menos un trastorno mental, al menos una vez en su vida.

Lo más importante y preocupante de esto, en palabras de María Elena Medina Mora, Directora del Instituto, es que esto ha ido en aumento. Inclusive, el sector donde esto ha ido incrementándose de manera importante es en las generaciones jóvenes.

Por lo tanto, estas estadísticas de la OMS y del INP son determinantes para entender que hay un vínculo entre la importancia que tiene la familia y la guianza de los padres, para que no se presente este tipo de trastornos.

EPF: Es importante darnos cuenta de la trascendencia que esto deja en los adolescentes y jóvenes. De hecho, en nuestra experiencia de campo, particularmente en la consejería que se brinda, nos damos cuenta que convivir con una persona afectada en su salud es muy difícil pues no va a tener la misma capacidad de atención ni de desarrollo.

Ni siquiera los deseos de platicar, de jugar con los adolescentes, con los niños…en  algo tan sencillo como preparar una comida sabrosa y sencilla para sus hijos, platicar con ellos, etc.

Entonces, una persona enferma, con un trastorno emocional, siempre va a afectar las relaciones y es algo preocupante. Una persona con depresión y que refleja un síntoma común de aislarse, llorar, estar recordando continuamente su problema, la situación que le dañó, las heridas que tiene a causa del sufrimiento, tiene como  consecuencia  que se desentienden de las labores en casa y provocan un caos en la familia.

Como ONG siempre resaltamos los valores en casa,  el orden, el compromiso de asumir los roles en familia, etc.  Y cuando se da una situación de una madre con depresión, no quiere escuchar al hijo en casa, o el esposo que llega con deseos de comentar algún problema del trabajo a su pareja y esta no lo quiere escuchar; esto a veces se desata en  violencia y agresiones. Todo esto trae serios conflictos.

Más allá de estas estadísticas, vemos un problema  de un trastorno emocional o de salud mental, que está dañando las relaciones en el hogar, lo cual me preocupa.

El comentario de la Dra. Medina es cierto, lo que preocupa es la situación de los jóvenes, no solo que las cifras vayan en aumento, sino que los jóvenes están siendo las víctimas de estos trastornos y que a su vez desarrolla una depresión juvenil.

Una de las consecuencias de una depresión no tratada es el suicidio, la pérdida de la vida, de esa persona tan valiosa en la familia como son los hijos. Creo que todos tenemos un compromiso como parte de una familia y ver la manera de que esto se detenga.

JEA: Cierto. Lo más importante en la familia son las personas y los roles que cada uno desempeña. Aunque hay factores externos que están afectando de manera significativa a los jóvenes y que a veces los llevan a una situación trágica como el suicidio, si en casa existiera esa cercanía, ese vínculo estrecho entre los padres hacia los hijos, muchos de los trastornos mencionados no se darían en el seno familiar.

Si los padres se acercan de manera cotidiana a conversar con sus hijos, si se interesaran diariamente por ellos, estos trastornos serían menos frecuentes.

Cuando tenemos oportunidad de brindar una consejería y detectamos un problema de trastorno emocional, como la depresión, por ejemplo, nos damos cuenta de algo, que está fallando ese vínculo afectivo.

Cuando el padre está pendiente y vive cercano a la vida del hijo en forma integral, incluso en caso de un tratamiento, sería mucho más fácil sacar adelante el problema.

Tristemente se ve la depresión como un proceso normal en el crecimiento de los hijos, lo cual no es así, y debemos prestar atención a los síntomas o rasgos que se manifiestan en la conducta del joven o adolescente.

No es normal el aislamiento, la irritabilidad, dormir en exceso, la insatisfacción a todo, las actividades que antes le gustaban ahora no lo son. Esto es un indicador de que, como padres, debemos prestar atención y nos dice que debemos estar alertas, es un foco rojo.

Esto nos habla de que los vínculos familiares se están fracturando y entonces los hijos no se sienten comprendidos, amados. Ellos tienen un potencial increíble y estamos como padres limitando lo que ellos pueden hacer.