El nuevo rostro del crimen juvenil II Parte: Hogares disfuncionales = jóvenes criminales (b)
 

La falta de supervisión tiene consecuencias
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Esta es la segunda parte de nuestro programa Hogares disfuncionales = jóvenes criminales. Hemos estado explicando, usando ejemplos muy claros, de la relación de la familia disfuncional y el crimen juvenil.

Esta segunda parte es importantísima para que usted entienda claramente la problemática del hogar disfuncional y sus consecuencias hacia los hijos.

La falta de supervisión y disposición de los padres para ver por sus hijos, cuidarlos y disciplinarlos cuando es necesario, a menudo se debe simplemente a una falta de capacidad en los padres, sobre todo si ellos mismos no fueron supervisados adecuadamente por sus propios padres.

Así pues, podemos llegar a la conclusión de que para que los padres enseñen al niño a no utilizar la fuerza ni ser niños manipuladores, los padres deben vigilar el comportamiento del niño y reconocer las malas conductas cuando se presenten y castigar tal conducta.

Si se requiere tiempo, el padre debe buscar ese tiempo. El padre que se preocupa por su niño, le da tiempo de calidad y está cerca de él/ella; observará su comportamiento, y si lo ve haciendo cosas que no debería, lo corregirá de inmediato, de una manera digna y humana, y así lo ayudará también a desarrollarse como un ser educado.

Cuando decimos que el padre debe estar cerca… (Yo sé que los papás trabajamos y no podemos estar todo el día “pegados” a los hijos), sin embargo me refiero a que, tenemos el teléfono para llamar a casa para preguntarle a la esposa acerca del niño, o que ella nos llame, también tenemos tiempo a la hora de comida de platicar con el niño, y si no comemos juntos, queda la cena, cuando todos nos podemos reunir y platicar, o tratar en otros días aquellas conductas que fueron incorrectas.

Podemos decir entonces que es importantísimo que el niño tenga la disciplina necesaria y el cuidado por parte de sus padres.

Para entender mejor qué es esa disciplina, podemos citar las Sagradas Escrituras: en el libro de Colosenses 3:21, la Palabra de Dios dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten”.

Es decir, nosotros podemos exasperar a nuestros hijos cuando los menospreciamos, cuando les ponemos nombres incorrectos, cuando nos burlamos de sus acciones, cuando no las corregimos prontamente, cuando no tenemos apego con ellos, o cuando todo es regaño tras regaño, castigos injustos, etc. Muchas veces podríamos decir que hay abuso de autoridad.

Dice, “no los exasperes”, porque ¿cuál es su consecuencia en el niño? Se desalienta. Un niño desanimado es lo peor que puedes tener en la casa, va a estar pegado a su teléfono, jugando con él, evadiéndose a través de los medios masivos de comunicación que tiene en casa, ya sea el Internet, etc. Va a estar desadaptado, lejos de los padres, no va a tener ánimo para formar parte de la familia y apegarse a ella.

Disciplina, orden y obediencia
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