La formación del carácter de los niños II Parte: Sus pasiones
 

El ejemplo de Lola Montez
 

Por: Profr. Roberto Durán

Quiero  comenzar con un hecho verídico e histórico para darnos cuenta de la importancia de la formación del carácter en las personas.
 
Cuando una persona tiene una formación del carácter correcta, tiene sus emociones, sus pasiones sostenidas de tal manera que es dueña de ellas. Pero cuando la persona no ha sido formada en su carácter, las pasiones continuamente la están traicionando. De ahí que la persona sea tan inestable emocionalmente.

Por ejemplo, Mary Gilbert, ella nació en Limerick, Irlanda en 1818. Llegó a París en 1840 para hacer fortuna como bailarina y actriz, adoptó el nombre de Lola Montez. Su madre tenía una lejana ascendencia hispana y afirmó ser una bailarina de flamenco, oriunda de España.
 
A partir de 1845, su carrera comenzó a decaer de modo que para sobrevivir se hizo cortesana, pronto llegó a ser una de las más exitosas de París. Sólo un hombre podía salvar la carrera de bailarina de Lola, Alexandre Dujarier, dueño y crítico de arte de aquél entonces, del diario de mayor circulación de Francia.

Lola decidió cortejarlo y conquistarlo e investigó las costumbres de Dujarier y encontró que le gustaba cabalgar todas las mañanas. Como también ella era un excelente jinete salió a caballo una mañana y se encontró por “casualidad” con él.

Inmediatamente  comenzaron a salir a cabalgar juntos todos los días. Unas semanas después Lola se mudó al departamento de Dujarier. Durante un tiempo ambos fueron muy felices, con la ayuda de Dujarier Lola comenzó a reactivar su carrera de bailarina. A pesar del riesgo que eso significaba para su posición social, Dujarier anunció a sus amigos que se casaría con Lola aquella primavera.

Lola nunca le había confesado que a los 19 años se había fugado con un inglés, con el cual continuaba legalmente casada. A pesar de que Dujarier estaba profundamente enamorado, su vida comenzó a desmoronarse. Aquí es donde comienzan las inestabilidades emocionales. Su suerte en los negocios cambiaba, sus influyentes amigos comenzaban a eludirlo.
 
Una noche Dujarier fue invitado a una fiesta a la que concurrían algunos de los jóvenes más acaudalados de París, Lola quería ir a toda costa pero él no se lo permitió. Esa fue la primera pelea de la pareja.

Dujarier asistió solo a la fiesta, ahí totalmente borracho insultó a un influyente crítico teatral, Jean Baptist, supuestamente por algo que el hombre había dicho de Lola. A la mañana siguiente, Vawalo, que era el mejor tirador de Francia lo desafió a batirse en duelo.

Dujarier intentó disculparse, pero el duelo se llevó a cabo y finalmente fue muerto. Así termina la vida de uno de los jóvenes más prometedores de la sociedad  de París. Desconsolada Lola, abandonó París.
 
 La mala influencia, la inestabilidad emocional de esta mujer hizo pedazos la vida de un joven. En 1946 Lola Montez estaba en Munich, donde decidió cortejar y conquistar al rey Luis de Baviera. Descubrió que la mejor manera de abordar al soberano era a través de su edecán, el Conde Otto Von, un hombre que tenía gran debilidad por las jóvenes bonitas.

Un día, cuando el Conde se encontraba desayunando en un café al aire libre, Lola pasó par ahí montada en su caballo y sufrió una oportuna caída “accidental” y aterrizó a los pies del Conde. El conde corrió en su auxilio, quedó encantado con ella y le prometió presentarle a Luis de Baviera.

Dispuso una audiencia con el rey, pero cuando Lola llegó a la antesala oyó que Luis de Baviera decía que se hallaba demasiado ocupado para encontrarse con una extraña que necesitaba favores.

Lola apartó a los guardas e ingresó a la sala donde se encontraba el rey. En el forcejeo con los guardias su vestido se desgarró de la parte delantera. Algunos dicen que lo hizo ella misma, quizá uno de los custodios. Finalmente fue un hecho planeado.

De manera que ante la mirada atónita de todos y sobre todo la del rey, sus pechos desnudos quedaron al descubierto. Lola obtuvo su audiencia con Luis de Baviera. 55 horas después Lola debutó en los escenarios bávaros.

Las críticas fueron espantosas, pero ello no impidió que el rey le consiguiera más actuaciones para ella. Según sus propias palabras, Luis de Baviera había sido “hechizado” por Lola.

Empezó a aparecer en público del brazo con ella y le compró y amuebló una vivienda en una de las zonas más elegantes de Munich, a pesar de que tenía fama de tacaño comenzó a ser afecto a las extravagancias, a colmar a Lola de regalos y escribirle poemas de amor y a convertirla en la amante favorita del rey. Fue lanzada a la fama de la noche a la mañana.

Lola comenzó a perder su sentido común. Cierto día durante una de sus cabalgatas vio a un hombre mayor que cabalgaba más adelante. Con demasiada lentitud para el gusto de ella y como no conseguía pasarlo comenzó a golpearlo el látigo.

En otra ocasión sacó a su perro a pasear sin llevarlo de la correa, cuando el animal atacó a un transeúnte, Lola en lugar de ayudar al hombre lo golpeó con la correa del perro. Incidentes de este tipo enfurecían a los conservadores de Baviera. Pero el rey defendía a Lola contra viento y marea e incluso le consiguió la ciudadanía bávara. Quienes conformaban su entorno trataron de advertirle de los peligros que entrañaba aquella relación, pero el rey despedía a todo aquel que osaba criticar a Lola.

Parecía que este hombre no escuchaba, pues la influencia que ejercía Lola sobre él era tremenda.
Cuando una persona influencia a otra y ésta es inestable emocionalmente, ¡qué terribles consecuencias!

Mientras los bávaros que hasta entonces habían amado a su rey, ahora  le habían perdido todo respeto. Lola fue nombrada condesa, residía en un nuevo palacio, construido para ella y comenzó a meterse en la política como asesora del rey. Era una de las personas más poderosas del reino.

Su influencia sobre el gabinete del reino iba creciendo, trataba a los demás ministros con mayor arrogancia y desdén y como consecuencia, en toda Baviera comenzaron a producirse manifestaciones contra la amante del rey.

Un país que antes parecía pacífico ahora se hallaba al borde de una guerra civil. Los estudiantes clamaban en todas partes. Para febrero de 1848, Luis de Baviera ya no pudo resistir la presión. Con profunda tristeza ordenó a Lola que abandonara Baviera de inmediato.

Lola se fue, no sin antes cobrar una importante indemnización. Durante las 5 semanas siguientes la ira de los bávaros se dirigió contra su antes tan amado rey, que en mayo de aquel año se vio obligado a desertar.

Lola Montez se mudó a Inglaterra y  a pesar de estar casada, aún no se había divorciado del inglés, “le echó el ojo” a George Stafford Held, un joven y brillante oficial del ejército, hijo de un influyente abogado. Aunque él era 10 años menor que Lola y podría haber elegido esposa entre las jóvenes más bellas y adineradas de la sociedad británica, Held cayó bajo su hechizo y se casaron en 1849.

No mucho después Lola fue arrestada acusada de bigamia pero logró eludir la cárcel y ella y Held se dirigieron a España. Tenían peleas terribles y en cierta ocasión Lola lo atacó con un cuchillo y terminó echándolo. Cuando Held regresó a Inglaterra se encontró con que había perdido su cargo en el ejército, marginado por la sociedad inglesa marchó a Portugal, donde vivió en la pobreza. Al cabo de pocos meses concluyó su corta vida en un accidente náutico.

Algunos años más tarde, el hombre que había publicado la autobiografía de Lola Montes fue a la banca rota. En 1853 Lola se mudó a California, donde conoció a un hombre llamado Pat Hud con quien se casó. Esta relación, como todas las anteriores, fue tormentosa.

Lola lo abandonó por otro hombre. Hud comenzó a beber y cayó en una profunda depresión que duró hasta su muerte, cuando aún era relativamente joven.

La importancia de formar el carácter
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