¡Instruye a tus Hijos!
 

Escuchemos el alma de los niños
 

Por: Dr. Octavio Maldonado

La Sagradas Escrituras nos enseñan: “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Hoy escuchemos el alma de los niños, escuchemos su corazón y sus demandas, lo que ellos suplican por tener padres responsables que velen por su estado de ánimo, que velen por sus tendencias, que velen por su personalidad, que velen por su carácter, para que los instruyan y para que los corrijan.

Las Sagradas Escrituras lo muestran: “aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. En otras palabras, tenemos que entender que hay que identificar estas debilidades o tendencias de los niños, corregirlas a su debido tiempo con amor, para que después veamos los frutos de personas estables, personas felices, individuos que en un momento dado pueden controlar sus emociones y sus pasiones y que no están sujetos ni esclavizados a hábitos que pueden trastornar completamente su vida.

“…aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”; porque lo que bien se aprendió y la formación de carácter que se desarrolló en los primeros años de la vida a través de la instrucción, del apoyo, del conocimiento, de las debilidades, de los defectos o bien, de las virtudes y de las fortalezas, todo ello va a provocar un efecto favorable a largo plazo: el niño no se va a apartar del camino, será algo bien aprendido y estará acostumbrado a manejar este tipo de tendencias que todos las llegamos a tener y que algunos logran controlar adecuadamente y otros no.

Insistimos, no es que “así salió el niño”. Ciertamente, puede tener una tendencia pero es ahí donde está el papel de los padres para identificarla a tiempo, y apoyar al niño y enseñarlo a controlar ese tipo de tendencia.

Hay niños que a tempranas edades, parecen verdaderamente ya incorregibles, otros, apenas entran a la adolescencia y después no se sabe más de ellos y no hay poder que los pueda hacer cambiar racionalmente, no hay plática, no hay influencia sino que están constantemente sujetos a sus pasiones, sujetos a sus hábitos e incluso sujetos a cierto estado emocional que los conduce muchas veces a una gran cantidad de problemas.

Hay niños que a tempranas edades empiezan a experimentar con las adicciones: con el alcohol, con el tabaco, con las drogas, porque están habituados a esta forma de vivir, sin controlar sus pasiones o apetitos. Nunca fueron instruidos, no tienen la enseñanza para saber controlarse, no tienen los límites, ni la disciplina y son, y siguen siendo sujetos a las pasiones que están dentro de ellos.

Las reglas como ya lo hemos dicho, son un factor de felicidad para los niños. Un niño es feliz cuando sabe hasta dónde tiene que llegar; un niño es feliz cuando sabe que a través de la obediencia y de los límites puede hacer feliz a su padre; un niño es feliz cuando sabe que lo que está haciendo le agrada a su madre.

Las instrucciones ayudan no solamente al bienestar de la familia, sino que produce niños felices y niños obedientes. ¡Cuánta responsabilidad tenemos los padres de familia! Es enorme y no se lo podemos dejar a nadie; es una responsabilidad propia. Mucho menos dejarla a terceros o a la televisión.

Es una responsabilidad que los padres de familia tienen con cada hijo porque ellos van a ser muchas veces el fruto de lo que vivieron en sus hogares y de lo que fueron instruidos.

Recuerda, instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él. Que Dios te bendiga.

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