Triunfando sobre las dificultades II
 

El problema de la culpa
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Conocí a un hombre que tenía su madre ya muy grande, era una mujer que pasaba casi de 100 años de edad, había vivido abundantemente y murió y fui a consolarlo y me dijo:

“Me siento culpable de la muerte de mi madre. Y le digo: ¿Por qué? Dice: Porque si la hubiera llevado a vivir a una costa cálida, en vez de vivir aquí en un lugar frío, quizás hubiera vivido más”.

Pero curiosamente me tocó visitar a las pocas semanas a otro hombre cuya madre también estaba enferma y había muerto, muy anciana llena de años, y él se sentía culpable de la muerte de su madre y le pregunto ¿por qué? – porque si la hubiera sacado de este lugar cálido, hubiera vivido más en un clima frío. Mira muchas veces no sabemos por qué pasan las cosas, no nos culpemos, no nos auto lastimemos, no agravemos la situación, enfrentemos los problemas en una forma práctica, tomemos acciones, busquemos consejos, apoyémonos en aquellos que nos pueden ayudar, si es un médico, si es un psiquiatra, si es un consejero espiritual, si es alguien que pasó por ese problema y supo superarlo y sabe como ayudarnos, no importa, vayamos al consejo, el consejo hace sabio al sencillo.

Entendamos que cuando Job sufrió, sus amigos trataron de ayudarle y aunque cometieron muchas torpezas y errores, hubo 2 cosas buenas que hicieron sus amigos.- visitarlo cuando estaba enfermo y eso es muy importante, seamos compasivos, visitemos a los que sufren, para que nosotros también seamos consolados cuando suframos, otra de las cosas buenas que hicieron con él, fue escucharlo, muchísimas personas el día de hoy con tan solo escucharlas aliviamos el 90% de sus aflicciones y problemas.

En una ocasión recuerdo una mujer que habló conmigo horas de sus problemas, yo solo la escuchaba, no decía casi nada y al final de la plática, me dijo Doctor, doctor ahora veo las cosas tan diferente, las veo desde otro punto de vista, y le dije: ¿por qué? – se me aclararon muchas dudas, y yo me preguntaba dentro de mí ¿cómo se le aclararon las dudas? Si ni siquiera le di respuesta a sus necesidades, pero luego meditando me di cuenta de algo, el solo haberla escuchado fue suficiente, ¿cuántas personas hoy necesitan ser escuchadas? Uno de los actos más compasivos que el ser humano pueda realizar por su prójimo, por su hermano, es el siguiente: escuchar, oír, estar atentos.

Hay personas que parecen ollas exprés; necesitan desahogarse y sacar todo lo que está adentro ocasionando presión sobre sus almas, escucha, no intentes tanto hablar y ser escuchado, aprende el arte compasivo de escuchar, de identificarte con los problemas de la gente sencilla, porque para un agricultor quizás su aflicción, su dolor, su llanto sea que no llueve, que no se le va dar su cosechita de frijol, para un ama de casa, sea un problema familiar, para un hombre de negocios, su problema sea económico, una quiebra futura de su empresa. Seamos compasivos, tengamos esa condolencia con aquellos que sufren y lloran.

Jesús dijo “bienaventurados los misericordiosos”, aprendamos a llorar con los que lloran como dice la Sagrada Escritura y a gozarnos con los que se gozan, de esta manera nuestros problemas no resultarán ser tan grandes como creíamos, cuando escuchemos y veamos las vidas destrozadas de otros y comparemos nuestros pequeños problemas con las aflicciones, con las luchas, con los dolores terribles y espantosos que enfrentan muchísimas personas el día de hoy a mi en lo particular durante más de 20 años de consejería y servicio a la comunidad como doctor y como terapista familiar he encontrado lo siguiente, cuanto más me doy, veo que mis problemas no son nada comparados con los de mis semejantes.

¿Cómo triunfar sobre las dificultades? El día de hoy lo hemos visto, continuamos la semana entrante con este tema. Que Dios te Bendiga.

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