Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Cuando la tristeza se prolonga y es un estado de ánimo frecuente, corre por mis venas, es mi acompañante, camina conmigo; entonces nos duele el alma, es un estado de ánimo continuo, son muchos días, meses y a veces años, y nos conduce a la depresión.

La depresión es la forma más común de sufrimiento mental, causa serios problemas en la vida familiar, social y en el trabajo de aquellos pacientes que la padecen. La depresión es un estado de ánimo negativo, tiene un impacto muy negativo en la calidad de vida de sus víctimas.

En todo el mundo la depresión cada vez se vuelve una enfermedad más frecuente. Afecta muchas personas: una de cada cinco; las encuestas van acelerándose cada vez más, porque ni siquiera tenemos estadísticas ya actualizadas.

Piense usted en las catástrofes naturales que acabamos de enfrentar, conocidas como tsunami o maremoto que ha afectado más de 9 países en Asia. ¡Cuánta angustia, cuánta desesperación, en esas personas que experimentaron la tragedia, que la experimentan actualmente, que la viven hoy en día!

Muchos perdieron a sus seres queridos, otros perdieron sus bienes, algunos sobrevivieron, pero ya no tienen a su papá y a su mamá y quedaron huérfanos; otros quedaron solos completamente, sin sus hijos.

Estamos hablando de más de 225 mil personas muertas, además de las desaparecidas y además de todas las consecuencias que van a generar estas desgracias, que son de las más impactantes del siglo.

Lo tomo como ejemplo solamente, para darnos cuenta de cómo se hace más complejo el mundo: las catástrofes naturales inexplicables, las inundaciones en California, las muertes que se han sufrido en distintos lugares, aquí en América Latina, en Hispanoamérica, cuántas desgracias sociales, guerras, cuánta soledad, cuánta depresión, cuánto desánimo que afecta a muchas personas, y lo más triste es que está afectando a jóvenes entre los 15 y 19 años de edad. Sugieren estudios recientes, que en estos jóvenes se ha incrementado la depresión en los últimos años.