Más que un día malo I Parte: Cuando la tristeza se convierte en nuestra peor compañera
 

La soledad agrava la tristeza
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Hay tristezas tan grandes que producen desolación, haciendo sentir a la persona completamente sola en medio de su problema.

La soledad es más que un día malo, porque a veces nos podemos sentir solos uno o dos días: porque nuestra esposa no está y nos sentimos solos, tenemos que guisarnos, tenemos que lavar nuestra ropa, o el esposo salió de viaje, nuestros hijos tuvieron que abandonar el hogar unos días o estamos lejos de casa y nos sentimos solos y es natural, eso es normal.

Pero cuando ese estado de soledad se hace continuo, cuando nadie se interesa por nosotros, cuando a nadie le importamos y a nadie le importa mi problema, ¡oh, qué mal se siente uno! Se siente uno incomprendido, aislado, se siente sin apoyo de los demás, triste.

Cuando la soledad es frecuente también causa infelicidad; no somos felices, al contrario, esa tristeza trae una angustia tan profunda que hace sentir al corazón roto, caer en depresión, en ese estado inconsolable de nuestro corazón que está ahí, ahí, ahí, oprimiéndonos, aplastándonos el pecho, llevándonos a sentir mal, tristes, solos, provocando en nuestras vidas lo que se conoce como desánimo.

Ahora bien, los estados de ánimo son tan variables como las diferentes expresiones del arco iris: a veces éste tiene diferentes colores, y a veces se empalma un color con otro: a veces el violeta se empalma con el naranja, y el naranja con el blanco, y el blanco con el verde, y cada uno de ellos van cambiando de color conforme a los prismas que se forman por los rayos del sol.

Así a veces en nuestras vidas se empalman diferentes situaciones emotivas y a veces ya no podemos, queremos “tirar la toalla”; y ésta es una de las frases que escucho en la consejería y en la terapia familiar. No sé si usted entienda este término, pero significa “me quiero dar por vencido”, “ya no quiero enfrentar más este problema”.

Estas situaciones ocasionan en nuestras vidas que no encontremos respuesta, nos sintamos abatidos y con desánimo, pero cuando éste se vuelve continuo y se vuelve un estado de ánimo negativo, produce depresión, desánimo, es decir, la pérdida de esperanza.

Cuando ya no tenemos esperanza, o sea esa expectativa de que las cosas se van a arreglar, esa expectativa de que va a cambiar mi matrimonio, que voy a ser feliz, que voy a encontrar la respuesta a mi problema, cuando perdemos esto, perdemos la confianza en nosotros mismos, en los demás y no sabe usted qué importante es la confianza para poder vivir, para poder soportar, para poder sobreponernos a circunstancias adversas.

Armándonos de valor
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©