La responsabilidad de los padres en la Educación Sexual de sus hijos –
II Parte
 

La expresión del amor auténtico
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

No seamos ingenuos, el que quiere ser limpio se preocupa también por la pureza de sus propios pensamientos y en guardar su corazón. La vista y el tacto son las principales ventanas por donde entran los estímulos sexuales sobre todo en los varones; cuando no existe el objeto delante, la imaginación nos lo trae.

Ahí descansan, en buena medida, los llamados ‘lenguajes subliminales’, insinúan más de lo que realmente dicen. La imagen mueve a imaginar más cosas de las que han sido vistas.

En esto precisamente se basa la propaganda comercial erotizada, toda búsqueda directa de excitación sexual tiene por sí misma una dinámica de totalidad, es decir, dejada a sí misma por su propio dinamismo, lleva hacia la realización completa del acto sexual.

El sexo por el sexo, es una experiencia vacía, mecánica y sin finalidad distinta que la satisfacción del egoísmo personal. Por tanto, el hombre que quiere conservar su dignidad personal no debe dejarse arrastrar o seducir, debe ser él quien lleve su potencia y energía hacia metas altas y para ello debe acostumbrarse a tener un dominio de sí mismo. Esto requiere esfuerzo, pero es fuente de alegría verdadera.

La relación sexual está destinada a expresar una relación de amor auténtico entre un hombre y una mujer, y esta clase de amor resulta cuando se trata de un amor total, definitivo, fiel, exclusivo, incondicional y fecundo. Los hijos no son una enfermedad sino la imagen viviente de un amor generoso y desinteresado. Si no se dan estas condiciones, la relación sexual deja de tener sentido, es un engaño y expresa algo que no existe.

“Para valorar la sexualidad es necesario abordarla con seriedad y responsabilidad, sin olvidar su carácter gozoso y alegre. La sexualidad no se puede entender de forma aislada, pues perderíamos toda la riqueza que aporta. Pensar en ella significa comprender al hombre entero en su complejidad y unidad, explicar los valores de la vida, la libertad y la esencia del amor.

El fin de las normas objetivas morales no es la represión de la sexualidad, sino proteger y favorecer el dinamismo puro de la sexualidad para que ésta llegue a su plenitud y sentido”.
                                                                                                                          Alfonso Quintas

La mejor educación sexual que alguien puede recibir es vivir en un hogar con padres amorosos. La madre y el padre no necesitan decir nada que sea muy explícito sobre la sexualidad, como lo prueba el pasado; la castidad más bien se contagia, no se enseña.

Además los programas de educación sexual modernos casi siempre los constituyen las escuelas sin el consentimiento expreso de los padres, inclusive cuando los padres se percatan de que se está impartiendo algún tipo de educación sexual, los administradores de las escuelas ocultan o distorsionan la verdadera naturaleza y el contenido de los cursos.

Como barómetro para medir el contenido de estos cursos hay que considerar lo que sucedió cuando un grupo de padres vigilantes publicó un anuncio en The Washington Times, un periódico muy importante de los Estados Unidos. El periódico, al publicar el anuncio, rehusó escribir algunas frases controvertidas, tomadas del programa de educación sexual de las escuelas, por considerarlas demasiado explícitas sexualmente para su publicación en un periódico orientado a la familia.

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