Educación Sexual - II Parte: Los principales educadores deben ser los padres
 

La responsabilidad de los padres dentro de la educación sexual
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Es muy probable que el “fracaso” de la educación sexual actual haya omitido algunos de los conceptos importantes y tal vez también desconozca la palabra abstinencia y sus beneficios; la sociedad adulta espera y exige a sus jóvenes y adolescentes que sean responsables con su vida sexual; sin embargo, se comportan irresponsablemente en la manera como asumen la educación sexual.

La prohibición ha sido insuficiente para ejercer control sobre la conducta sexual de los jóvenes -la pedagogía del no- y mucho menos para formarla. La familia y la escuela no forman intencional y sistemáticamente la sexualidad, la mayor parte de los adultos dicen a sus hijos que tengan cuidado, pero no enseñan cómo.

Una de las mayores preocupaciones que tienen los adultos respecto a la juventud se relaciona con la forma como están viviendo su sexualidad y los efectos que ésta tiene sobre su salud sexual.

La familia, la escuela, el Estado y la sociedad en general esperan que los jóvenes sean responsables con su sexualidad, no sólo lo esperan, también lo exigen; sin embargo, es evidente la irresponsabilidad con la cual los adultos asumen sus funciones en la educación sexual.

¿Cómo espero que mis hijos sean responsables con su sexualidad cuando yo mismo les permito que aprendan, en los libros de secundaria, que pueden tener relaciones sexuales a cualquier edad? Y no sólo eso, sino que pueden adquirir un condón en cualquier tienda y que pueden elegir la preferencia sexual; si quieren ser homosexuales o lesbianas.

Es una gran hipocresía que nosotros los adultos, el gobierno y la familia exijamos a los adolescentes el que sean responsables sexualmente. La represión y las prohibiciones como métodos de educación sexual han demostrado históricamente su ineficiencia, definitivamente no funcionan.

Educar con estos métodos contribuye a la estructuración de una sexualidad irresponsable, poco saludable y negativa. La represión y la prohibición sexual sólo conducen a una concepción negativa de la sexualidad, contribuyen a que ésta sea vivida con doble moral y no preparan para construir una vida sexual responsable, dentro del matrimonio.

Se recoge lo que se siembra, si no se cultiva bien, ¿cómo esperar una buena cosecha? Al 100% de los adultos no les gustaría que sus hijos adolescentes tuvieran un embarazo temprano y fuera del matrimonio o que adquirieran sida o una infección de transmisión sexual; sin embargo, es interesante analizar las actitudes que asumen los padres y las estrategias ineficaces que usan.

Una parte de los adultos reconoce con sinceridad que no ha hecho realmente nada que sea efectivo para que sus hijos puedan vivir responsablemente su sexualidad. Se confunde educar la sexualidad con la prevención, se desconoce la diferencia entre el enfoque que reprime al adolescente y el enfoque centrado en la promoción del bienestar.

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