Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Dice Michael, de dieciséis años: “Te hace sentir muy bien, entonces yo pensé que si tomaba otra me sentiría mucho mejor;  eso fue algo tonto, estuve como en un trance, me atemorizó terriblemente.”

Una sobredosis puede ocurrir por diferentes razones, ya que el éxtasis es fabricado ilegalmente y sintetizado por los laboratorios en el mercado negro. La dosis real contenida en una tableta puede ser entre 50 y 300 miligramos. Las tabletas de éxtasis también son combinadas con otras sustancias alternantes como la cafeína, la anfetamina y la efedrina.

Aun si el éxtasis es relativamente puro y sin otros ingredientes es considerado peligroso en dosis altas. De dos a tres veces más que la dosis normal de cien miligramos, los adolescentes quienes a menudo se atreven a tomar cualquier cosa por lo menos una vez, pueden tomar de dos a tres tabletas para intensificar los efectos alucinógenos que se asemejan a la metanfetamina.

Los efectos de una sobredosis de éxtasis son similares a los de las anfetaminas, los cuales son: tics nerviosos, pérdida de apetito, pérdida de saliva, calambres musculares y náuseas. En consumidores de cantidades mayores crónicos, el éxtasis puede causar ataques de pánico y síntomas sicóticos paranoicos, así como también ansiedad severa, paranoia y confusión mental.

El éxtasis puede ser extremadamente peligroso, aún mortal para adolescentes que asisten a reventones o fiestas nocturnas; produce un incremento en la presión sanguínea, ritmo cardiaco, temperatura corporal, deshidratación causada por sudor y por intensa actividad física. Puede tener efectos letales para el corazón, particularmente en personas con alguna enfermedad cardiaca ya presente y posiblemente sin ser diagnosticada.

Suele haber ataques o paros cardiacos, las estadísticas subrayan el peligro: las visitas a la sala de emergencia causadas por el éxtasis se multiplicaron nueve veces, de 319 en 1996 a 2850 en 1999. Dos años después fueron el doble: 5,542 visitas en el año 2001.