LSD y otros alucinógenos I Parte: "El toque", sobredosis, y efectos
 

Efectos a corto y a largo plazo
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

“Soy alguien profundamente desconfiado de los regalos perfectos de los ‘dioses’, pagas demasiado por ellos.” —Karl Hong

Efectos a corto plazo

Físicos: Ritmo cardiaco acelerado, presión sanguínea acelerada, temblores en el cuerpo, distorsiones visuales, escalofríos, sudor excesivo, mareos, manos temblorosas, falta de sensación total o parcial en alguna parte del cuerpo, náuseas y fatiga extrema al día siguiente.

Psicológicos: Ansiedad intensa, sentimientos de miedo y premonición a lo malo, reacciones agudas de pánico.

Lesiones y accidentes: El LSD afecta las habilidades cognitivas del pensamiento y la razón y puede afectar la habilidad del adolescente para entender situaciones de crisis o de peligro. El intentar conducir un automóvil, andar en motocicleta, practicar algún deporte o aun el caminar en la calle bajo la influencia del LSD puede ocasionar un accidente o lesión a sí mismo o a otros.

Si usted es un consumidor nuevo o regular de LSD, podría recibir un “toque o viaje malo”, el cual puede consistir en sentimientos intensos de angustia, ansiedad, pánico, paranoia, temores a perder el control, locura o muerte. Los toques o viajes malos son más propensos durante el consumo de altas o múltiples dosis de LSD, ya que la cantidad varía dramáticamente de un golpe a otro.

Los consumidores no siempre pueden predecir sus reacciones, los adolescentes con problemas mentales ya presentes, incluyendo ansiedad severa o depresión, son más propensos a tener un mal toque o un mal viaje si toman LSD o algún otro alucinógeno; también son más propensos a sufrir a largo plazo las consecuencias de su consumo.

Efectos a largo plazo

Los investigadores han identificado dos efectos prolongados asociados con el LSD, ambos causantes de efectos profundamente dañinos a la vida futura del adolescente, ambas condiciones pueden ocurrir después del consumo regular o después de una sola experiencia con la droga:

  • Flash backs: (Desorden alucinógeno receptivo persistente o HPPD). Después de días, semanas, meses o años de tomar LSD, el consumidor puede experimentar una experiencia repentina de flash backs, o sea una experiencia visual extraña y peligrosa.

Esto puede llegar a ser un disturbio mental extremo física y emocionalmente, algunos temen estar sufriendo algún daño cerebral o un desorden psicológico severo, mientras que otros tienen dificultad en sus funciones cotidianas.

El porqué los flash backs ocurren no está completamente entendido, aunque los investigadores piensan que el cerebro guarda de alguna forma la experiencia alucinógena como una memoria visual la cual puede, repentinamente y sin aviso, causar la pérdida del conocimiento.

  • Psicosis persistente: El LSD distorsiona la realidad y crea un estado temporal de psicosis en algunos casos, lo cual puede suceder en los consumidores regulares y en aquellos que lo intentan por primera vez. Esto continúa aun después de que los efectos de la droga se han disipado, distorsionando así la capacidad de separar la realidad de la irrealidad y afectando la habilidad de pensar racionalmente y comunicarse efectivamente con los demás.

Los disturbios prolongados de psicosis pueden incluir miedo, paranoia, estrés emocional extremo, cambios dramáticos de temperamento, conducta maniática, depresión profunda y disturbios visualmente vivos bajo un estado alucinógeno. El miedo, la paranoia y el estrés emocional experimentados durante un toque malo, pueden ser profundos y las memorias de ello pueden persistir por toda la vida.

La dosis letal de LSD es tan alta que es casi imposible experimentar una sobredosis, los científicos calculan que una dosis letal para los seres humanos sería entre los dieciséis y ochenta miligramos; en términos comunes significaría obtener de cincuenta a doscientos cincuenta ´
‘toques’.

Aun por su rareza, la sobredosis de LSD puede llevar a un ritmo cardiaco acelerado, incremento a ciento seis grados de temperatura corporal, presión sanguínea baja, depresión respiratoria y paros respiratorios, lo cual requiere emergencia médica.

Los consumidores no tienen por qué preocuparse por contaminantes o adulterantes. La dosis típica de LSD es usualmente menos de cien microgramos, una cantidad insignificante. Es casi imposible agregar una cantidad letal de contaminantes o adulterantes como la estricnina, el PCP o metanfetaminas a una sola dosis de LSD. Los traficantes tienen un pobre incentivo para agregarle más químicos o drogas, pues es muy económico y fácil de distribuir debido a que la cantidad necesaria para obtener un toque es muy pequeña.
 
Ya que son raras las sobredosis y las reacciones peligrosas causadas por contaminantes, los consumidores de LSD son vulnerables a accidentes y lesiones debido al pobre razonamiento, disturbios o espejismos visuales, alucinaciones, paranoia, ataque de pánico o reacciones psicópatas que éste produce.

En Octubre del 2002, la Red de Advertencia sobre el Abuso de Drogas reportó 2,821 visitas a la Sala de Emergencia relacionadas con LSD. Este número fue de 4,016 en el 2001 y de 5,126 en 1999. Los adolescentes entre los 12 y 17 años contribuyeron con el 34% de estas emergencias.

“Es divertido combinar el LSD con otras drogas; magnifica el toque, tú sabes, hace todo más intenso.” —Jeffrey, 16 años

Los adolescentes suelen combinar LSD con otras drogas, una práctica que puede llevar a reacciones inesperadas y, en raros casos, a la sobredosis y muerte. Las drogas más comúnmente combinadas con el LSD son otros alucinógenos, hongos psicodélicos, éxtasis y PCP (marihuana, cocaína y heroína).

Tolerancia y debilidad
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