Los conflictos familiares más comunes y cómo resolverlos
 

Pasos a seguir para la resolución de conflictos
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Vamos a continuación, a explicar una serie de pasos que nos ayudarán a ir entendiendo cómo resolver los problemas:

PRIMERO: Identificar el problema
A veces, esto es lo más complicado porque no se quiere reconocer que el conflicto ya se hizo muy grande y ya generó otros problemas, y luego pasa que por ver muchos problemas, ya no se sabe identificar el problema de origen.

Cuando no se sabe identificar, hay que pedir ayuda terapéutica, ayuda a otras personas que pueden tener un poquito más de experiencia y capacidad para hacernos ver el problema que estamos viviendo como familia, o al especialista, de acuerdo del tema que se trate.

Tiene que reconocer primero el problema, identificarlo rápidamente para poderlo atender. Cuando no se hace, todo se complica y se hace una enredadera que después ya no puede identificar nada. Seamos específicos y honestos al identificar el problema y llamémosle a cada cosa por su nombre: "Tengo un esposo alcohólico", es un problema y hay que llamarlo tal cual.

"Acaban de abusar sexualmente de mi sobrina", "Mi hijo me confesó que ya no quiere vivir con nosotros", "Quiero salir huyendo, no soporto a mi esposo".  Hay que llamar a las cosas como son, creo que es la primer parte y es lo más difícil, reconocer el problema que se está enfrentando y sobretodo darle el nombre al problema.  

SEGUNDO: Compartir ideas de posibles soluciones y enlistarlas
Cuando ya se tiene identificado el problema, hay que enlistar ahora las posibles soluciones y ver cuál es la que es factible de poder aplicar. ¿Con quién se debe de compartir la idea de posibles soluciones? Para empezar y lo más adecuado es con su cónyuge, primeramente.

Ambos comparten la casa, ambos son responsables, ambos tienen ideas, conceptos, puntos de vista distintos, y qué bueno es que puedan enriquecer con esos puntos de vista las diferentes soluciones para poder resolver el problema.

Siempre tenga en mente el ejemplo de una empresa, donde el Consejo Directivo toma las decisiones principales de la empresa. En el caso de la familia, en cierta manera papá y mamá son quienes conforman ese “consejo directivo”, son los que tienen más experiencia, son “los fundadores” de esa empresa y saben cómo pueden resolver el problema y qué capacidades tienen para enfrentarlo.

Si los hijos ya no son bebés y tienen edad y actitudes para dar su punto de vista, es bueno que directamente participen también dando sugerencias e incluso, si ellos son los directamente afectados, que también den su opinión de cómo poder resolver el problema.

Puede ser que escuchar al hijo sea muy provechoso, porque para empezar, nunca hay que subestimar a nadie y aparte, se siente el hijo tomado en cuenta, se siente valorado, apreciado y considerado dentro de la familia.

TERCERO: Evaluar las posibles opciones y soluciones
Evaluar es una forma de medir, pesar o analizar los pros y los contras que tiene la solución que se espera tomar.
Esto es sumamente importante: razonar y pensar las cosas, examinar lo que se puede venir con cada decisión que se tome. Esto implica el contemplar hasta dónde podemos llegar con una posible solución.

A veces somos personas que queremos actuar sin pensar, de prisa, porque queremos resolver ya el asunto, y no meditamos las cosas, y luego al hacer algo, las empeoramos.

Evaluar es muy importante, e incluye “ver a futuro cuáles serán las consecuencias de mi decisión”. Tiene usted también que aprender a visualizar el contexto amplio de un problema y todo lo que puede llegar a trascender. Por ejemplo, a un niño muy berrinchudo, se tiene que aprender a disciplinarlo, tiene que saber cómo disciplinarlo y cuál es la manera más correcta, porque el día de mañana el berrinche no va a ser por los dulces, va a ser por la droga o por practicar el sexo prematuro, entonces, si usted no ataja a tiempo ese problema, si usted no valora las situaciones y el cómo debe resolver a tiempo ese problema, la cosa se le puede complicar.

Si no lo ayudaste a controlarse de niño, pues de joven será muy difícil, porque habrá desarrollado muy poco autocontrol, y tiene hábitos muy arraigados en su vida y pues, definitivamente tiene ya una voluntad muy empecinada.

La importancia de reflexionar y meditar al decidir
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