En Busca de la Paz

Más allá del cuerpo: el espíritu

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Y bueno, aquí, pasamos a la tercera parte del ser humano. Recordemos que el hombre está constituido por cuerpo, alma y espíritu. Ya hablamos del cuerpo, y hablamos del alma; ahora hablaremos del espíritu y comenzaremos por dejar claro que los humanos, somos seres espirituales, realmente.

Nosotros fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, y nuestro Creador nos dio un espíritu, y ese espíritu realmente lo tenemos para poder también relacionarnos con Su Espíritu.
 
Es decir, cuando hablamos del espíritu del hombre, estamos hablando de la parte más alta del ser humano, la parte consciente, la parte en donde nosotros entendemos que existimos y que somos seres vivientes, que somos personas que conscientes del tiempo, del espacio y de nuestra realidad y que a través de ese espíritu, nosotros podemos tener un contacto con el espíritu de nuestro Creador.

Ahí es donde también se encuentra la  conciencia, esa conciencia que es esa “brújula” o ese “juez” que nos indica cuáles son las buenas acciones y cuáles son las malas acciones.

Realmente cuando una persona empieza a caminar en esta vida, es muy importante que la entienda que tiene una conciencia, que tiene un espíritu, y que en la medida que la persona se deje guiar por esa conciencia, o por lo que aplaude su conciencia, la persona va a tener una vida que va a ser, mucho más dichosa y que va a tener una vida en paz.

Cuando la persona no tiene una conciencia limpia y empieza a realizar actos que van contra su propia conciencia, lo que la persona va a hacer es que va a empezar a dañar su conciencia y en consecuencia, va a empezar a perder la paz.

Muchos médicos, psiquiatras, psicólogos, terapeutas, han coincidido en que la búsqueda de una relación con Dios, es decir, que el mantener una relación espiritual a través de la oración, ha ayudado a miles de personas, víctimas de la ansiedad.

Cuando una persona tiene una vida con una conciencia clara, su conciencia está ahí,  hablándole, diciéndole: “mira, así es como se deben de hacer las cosas”, “esto es lo correcto”, “esto que hiciste no estuvo bien”, etc. Ésta es una forma en donde la persona puede estar aprendiendo a conducirse en la vida, y es algo innato, es decir,  que nadie nos lo enseña sino que viene solito, de nuestro interior.

Cuando no hay paz en la conciencia
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