El Bullying III – Cómo prevenir y enfrentar el acoso escolar

Introducción

Por: Gilberto Sánchez

En los programas anteriores hemos estado hablando acerca del bullying, que es el maltrato escolar o la victimización en el ambiente escolar. Este es un tema que está cobrando mucha fuerza hoy en día en nuestra sociedad y que se ha estado estudiando a nivel mundial.

Ya hemos estudiado que es un problema que afecta seriamente la vida de nuestros hijos, la vida de nuestros estudiantes. Como en los demás programas, quiero empezar narrando un testimonio, uno más de esos terribles casos que han sucedido a causa del bullying.

Este caso ocurrió en Alemania. Con una frecuencia casi diaria, el joven Hans –el nombre lo cambiamos para cuidar su reputación y dignidad- de 17 años era conducido a la fuerza por varios de sus compañeros a un taller del colegio, donde le torturaban y vejaban sexualmente. Golpeado, humillado y desnudado, Hans era grabado en video y se reproducían las imágenes de su agonía en internet. Este martirio ocurrió durante los pasados meses de diciembre y enero.

En febrero, el adolescente contó su desgracia a una asistente social y así comenzó un juicio contra los 11 jóvenes implicados en el caso. “Yo mismo no lo habría podido soportar, posiblemente me habría suicidado”, declaró uno de los acusados durante el transcurso del juicio. Además, Hans fue obligado a ingerir tiza, a comerse los filtros de los cigarrillos y a mostrar sus partes íntimas; fue golpeado con barras, palos, y hasta con un destornillador en la cara, brazos y abdomen.

En reiteradas ocasiones, le obligaron a llevar un cubo de plástico en la cabeza durante las palizas y a beber productos de limpieza. Los acusados, más de una decena de jóvenes entre 16 y 18 años, enfrentan hoy una pena de 6 años de cárcel. Cuatro de ellos, los que lideraron con más saña estas terribles acciones, se encuentran confinados desde febrero.

“Ninguno de mis profesores estaba al corriente de lo que ocurría”, dijo el director del instituto. Sin embargo, la víctima ha declarado que un docente, al igual que el resto de sus compañeros, sabía que estaba siendo regularmente victimizado.

“Me sentaba detrás de la mesa en un salón de clase y no hacía nada”, dijo el damnificado, quien llegó a hundirse en una terrible depresión. El profesor que conocía la situación está siendo investigado pero se sabe que no comparecerá en el juicio. Respecto al vapuleado Hans, éste evitará testificar en la sala donde la contemplación de sus 11 compañeros de pupitre, le traería de nuevo a la realidad su pesadilla infernal.

Este testimonio nos declara varias cosas que en otros casos no sucedieron: al muchacho se le ocurrió hablar. En medio de su desagracia, de su confusión y de su dolor, le contó todo a una asistente social.
Gracias a Dios esta asistente actuó, entendió el peso y la gravedad del asunto. Ella actuó de tal manera que Hans pudo ser liberado de lo que estaba viviendo e incluso vemos que se inició un juicio.

Afortunadamente, Hans va a empezar una serie de tratamientos de rehabilitación. Él fue seriamente dañado pero quedó con vida, a diferencia del caso que estudiamos la semana pasada en el que Juan se aventó al vació cuando ya no soportó el maltrato que estaba recibiendo por parte de sus compañeros de escuela. En este caso, Hans logró preservar la vida, pero ¿cuántas veces los jóvenes sufren en silencio esta victimización?

¿Cómo actuar si nuestro hijo es la víctima?
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