Cómo cuidar nuestra mente I – Aprendiendo a cuidar nuestra mente

Cuidemos nuestra mente y pensamientos

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Pero ¿qué pasa si tú, a pesar de haber recibido resultados más que satisfactorios acudiendo al médico y haciendo todo lo posible para cuidarte, no te sientes del todo bien? ¿Cuál es la razón? Podrías estar descuidando las necesidades de uno de los componentes más importantes de tu salud: tu mente.

¿Trabaja tu mente más rápido que tú? ¿Eres una persona presa de tus actitudes negativas? Tal vez tu mente esté abrumada con la cantidad de tareas no necesariamente divertidas que se acumulan diariamente y no te dejan hacer una pausa para relajarte, jugar, descansar, dedicarte a un hobby, leer, etc.

Presta atención a tus pensamientos, ¿cuál es el tono general de lo que piensas, negativo o positivo? Una actitud optimista mejora la salud general. El doctor Edmund J. Bourne -autor de “The Anxiety and Phobia Workbook”- afirma que para disfrutar de un bienestar completo todos necesitamos hallar “un significado, un propósito y una espiritualidad”.

Usted seguramente reconoce su deseo de amar y ser amado, ésta es la base de su necesidad espiritual más grande. También necesitas sentirte seguro, protegido, esperanzado y confiado; estas necesidades inspiran a muchos a buscar a un ‘ser supremo’.

Cuando estemos preocupados no olvidemos que es porque estamos vivos, no se trata de posponer las responsabilidades, sino de tratar de ejecutarlas de la mejor manera. Es evidente que nuestra cultura le da más importancia a la preocupación que a la ocupación.

La ocupación aleja la preocupación. Mantente siempre ocupado para que así se logre expulsar lejos a la preocupación; la actividad es un medio excelente para combatir la enfermedad del espíritu. Es importante que no te disgustes por pequeñeces, no permitas que las insignificancias derriben ese gran roble que es tu personalidad.
           
Si algo ya sucedió y no puede cambiarse, puedes decir: “así es, o así fue y no puede ser de otro modo”. ¿Para qué llorar por la leche derramada? ¿Para qué estar dándote vueltas si esa situación ya pasó? Más bien, debes tomar la responsabilidad de lo sucedido.

Date a ti mismo periodos cada vez más cortos de tiempo de preocupación, dejarlos para más tarde. Si estás trabajando y empiezas a preocuparte por algo, posterga tu preocupación para dentro de un rato. Esto depende de la severidad del problema y de lo insistentes y frecuentes que sean los pensamientos obsesivos; si has decidido dejarlo para 5 minutos después, trata de posponerlo de nuevo cuando hayan pasado esos 5 minutos y así sucesivamente.

¡Venciendo los problemas con esfuerzo y voluntad!
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