Por: Dr. Octavio Maldonado

Es muy importante que quitemos algunas connotaciones erróneas que normalmente se observan en la depresión, por ejemplo, decir que la depresión es una señal de una debilidad personal, o que se trata de una persona con poco carácter o bien, que es una enfermedad que puede desaparecer solamente a través de la voluntad o de tener un punto de vista positivo de la vida.
No es así. Estamos hablando de una enfermedad con causas reales y que tiene principios fisiológicos reales.

La depresión puede tener básicamente dos orígenes, uno de ellos es el que normalmente observamos en esta enfermedad y es el origen psicológico , esto es, la depresión es una manifestación de una pérdida; cuando una persona pierde a un familiar querido, pierde su trabajo, pierde alguna amistad valiosa, inclusive cuando pierde algún miembro de su cuerpo, quizás en alguna amputación o pierde un objeto muy estimado que puede ser desde una mascota hasta un regalo muy preciado que recibió en el pasado, la persona puede caer en un cuadro depresivo.

Sin embargo, esta depresión psicológica que normalmente se observa en las pérdidas por lo general responde adecuadamente con el tiempo.

A la depresión psicológica la pudiéramos considerar como una depresión normal; es el estado triste que guarda una persona en el duelo después de haber sufrido una pérdida.
Este estado anímico por lo general no lo observamos en un periodo prologando, si no que en la depresión psicológica lo que observamos es que el tiempo de alguna manera hace un efecto o provoca un efecto positivo en la persona y el estado anímico tiende a recuperarse.

La depresión que nos preocupa en este caso es la segunda, la depresión biológica, porque en esta no existe una causa aparente, no existe un factor desencadenante, o un factor estimulante, si no que la persona de inicio ya tiene un estado de ánimo afectado.

Lo pudiéramos definir o pudiéramos decir que la característica esencial de un episodio depresivo es cuando hay una persistencia en un estado de ánimo deprimido , o también lo pudiéramos definir como la pérdida de interés o la pérdida en el placer en casi todas las actividades, pero por lo menos por un periodo mayor de dos semanas.

Cuando una persona empieza a notar que la atención que normalmente tiene o el gusto que tiene por ciertas actividades disminuye en forma importante y por un periodo de más de dos semanas, pudiera estarse tratando de un episodio depresivo y sobre todo cuando estamos hablando de personas que no tienen un factor desencadenante.

Es también importante hacer notar que en los niños y en los adolescentes donde también se presenta la depresión, el estado de ánimo puede ser en ocasiones más bien irritable que triste, y es muy importante notar los síntomas para poder catalogarlos como depresivos y que se van a observar como ya lo dijimos, por más de dos semanas consecutivas.

Podemos decir que casi todos los días, este episodio de depresión de más de dos semanas con una presentación casi diaria, también se debe acompañar de angustia, es decir, esa sensación de ansiedad, de una preocupación, de opresión en el pecho que lleva a una incapacidad para el funcionamiento en áreas diferentes donde se desenvuelven las personas, ya sea el área familiar o el área social, el área laboral también u ocupacional, u otras que también se pueden ver afectadas.
En otras palabras, estamos hablando de una enfermedad que se caracteriza por un estado de ánimo deprimido o depresivo pero que tiene una duración de más de dos semanas y que afecta significativamente el desenvolvimiento de una persona en sus actividades diarias.

En ciertos individuos ocurre, con episodios menos severos, que a simple vista la persona puede parecer normal pero requiere de un marcado esfuerzo para poder llevar acabo sus actividades, esto por consiguiente lleva a un desgaste emocional de la persona y puede haber debilidad emocional o una fragilidad en un momento dado, a veces una situación externa puede ser este instrumento de gatillo o disparador del cuadro depresivo mayor.