Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Hace mucho tiempo en los Estados Unidos se empezó a tratar de estimular el desarrollo cerebral de los niños mediante diferentes maneras que van desde la música de tipo Mozart (algunos especialistas obsequian Compact Disc´s a las madres después de dar a luz en los hospitales con algún tipo de terapia para el desarrollo del cerebro) o tarjetas que los niños deben observar desde la edad temprana o cartas de distintos aspectos, colores, etc.

Sin embargo lo más importante que han descubierto las investigaciones en las neurociencias es que las cosas más sencillas siguen siendo hoy en día los mejores estímulos para el desarrollo del cerebro. ¿A qué me refiero? Entre más avance técnico tenemos hoy en día en la ciencia de la investigación sobre el cerebro, regresamos al mismo punto, el cual yo quiero enfatizar.

Tu cerebro está programado para interactuar socialmente con seres humanos, de tal manera que tú puedas recibir cuidado y protección y de igual manera dar cuidado y protección.

El cerebro se desarrolla mucho en base a las relaciones humanas, o sea, más que la estimulación temprana, más que la terapia auditiva mediante Cd´s, más que el juego de cartas con colores que pueden estimular tempranamente a nuestros hijos para un desarrollo del cerebro, los niños reciben cuidado y protección a través del amor.

El cariño, el afecto, el tiempo de calidad que pasas con ellos, donde hay un ejercicio de amor hacia ellos, un cariño que les trasmites con palabras, afecto, donde lees junto con ellos historias, donde convives tiempos hermosos. Todo esto promueve un desarrollo muy favorable hacia el cerebro.

Los valores del amor y del afecto son mucho más importantes para la estimulación del desarrollo normal del cerebro, pero es desalentador que a pesar de todos los avances científicos los padres pretendan estimular el desarrollo del cerebro mediante técnicas que aún no están bien comprobadas por las neurociencias y se estén olvidando que las cosas más sencillas que nos enseñó nuestra abuelita, siguen siendo hoy, después de muchos  años las más verdaderas: El pasar tiempo de calidad con los hijos en amor. 

Para los niños y jóvenes, el amor que encuentran en su propio hogar es el estímulo más poderoso para el desarrollo de su cerebro. En otras palabras, no cuesta mucho dinero criar hijos felices y obedientes, hechos en casa, mediante el amor sincero que podamos prodigarles nosotros los padres.