Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Nuestros hijos necesitan aprender a relacionarse. A ellos les va a costar trabajo. Por lo regular nuestros hijos adolescentes, preadolescentes, niños y jóvenes, están enfocados básicamente en lo que ellos sienten, van descubriendo nuevos sentimientos en su vida, y esto es muy importante que podamos comprenderlo.

Tampoco tienen la energía espiritual para relacionarse, son inmaduros en esta área. Sus relaciones por lo regular son cortas, no saben sostenerlas, ya que son incapaces por la inmadurez emocional, por el mismo razonamiento y por la edad.

Es una gran responsabilidad de nosotros papá y mamá, aprender a sostener esa relación con nuestros hijos, ensanchar esa comunicación, esa relación afectuosa de padre a hijo, promoverla, y no esperar a que ellos sean los primeros que lo hagan, al contrario, los padres debemos estar fomentando esa relación.

Pero una relación se vuelve insana cuando tiene elementos de falta de respeto o de abuso. En otras palabras, la relación se destruye cuando se les falta el respeto a los adolescentes por parte de los padres, cuando hay palabras violentas, despectivas, sarcásticas, hirientes, o cuando ellos mismos observan que en sus padres hay falta de respeto, hay gritería, enojos incontrolables y violencia familiar.

Lo más triste es que estos ejemplos se aprenden, y nuestros hijos no podrán tener un desarrollo normal; cuando ellos crezcan, en esta área de la comunicación, no sabrán relacionarse con sus propias esposas, menos en la sociedad. Tendrán problemas con sus superiores, con sus jefes, con sus compañeros de trabajo, por eso es importante que entendamos la importancia de una atmósfera saludable en el hogar para que nuestros hijos sean hechos en casa, formados en casa.