El matrimonio: La etapa del amor estable

Surge la autoridad

Por: Profr. Roberto Durán

En la etapa de acoplamiento se da algo muy interesante: se define la autoridad, o lucha de poder.

En estos dos primeros años hay una lucha de poder entre los cónyuges, es decir, la lucha de poder tiene que ver con la persona que va a tomar las decisiones, la persona que va a representar ese equipo de dos, la persona que va a sostener y que va ser fuerte y que va a dar la cara en los momentos de problemas.

En la cultura Judeocristiana no hay ambigüedades en este aspecto: quien es la cabeza del matrimonio es el varón. Sin embargo, en nuestra sociedad esto ya es muy criticable, muy señalado por las mujeres.

Hoy en día hay una efervescencia en cuanto a que las mujeres tienen las mismas obligaciones y los mismos derechos que los varones; y ciertamente, la mujer tiene un valor muy grande y en cuanto al valor que se le da a la mujer en relación con el hombre, son similares.

Pero en cuanto a función son diferentes. En la cultura judeocristiana vuelvo a repetir, no hay ambigüedades, se le considera al varón el responsable. Médicamente está comprobado que el varón es más fuerte que la mujer y esto lo podemos notar.

La mujer es más sentimental, más dada a los sentimientos, es alguien más frágil en sus emociones; el varón es alguien más firme en sus decisiones, a veces piensa más y toma sus decisiones en base a los razonamientos.

Podemos decir que somos diferentes biológicamente y en ese sentido hay una función diferente, no es una cuestión de relegar a la mujer o hacerla menos, sino una función diferente. Nuestra sociedad nos enseña hoy a gritos que la mujer puede dirigir un matrimonio y honestamente en muchas sociedades como Estados Unidos y en Europa, la gran mayoría de las mujeres son las que llevan el matrimonio.

Las mujeres son las que toman las decisiones, las mujeres son las que guían, pero también vemos que cuando esto ocurre hay una disfunción y problemas serios en la cuestión matrimonial.

En estos dos años hay entonces una lucha. Si el varón no tiene carácter para tomar el compromiso de llevar su matrimonio, de gobernarlo seriamente, de poder estar al pendiente de todas las necesidades de su esposa, si no tiene ese carácter será muy fácil que la mujer tome autoridad.

Luego los maridos piensan que es más cómodo que la esposa tome una decisión, es más cómodo que ella tome la responsabilidad y en algunos casos es más cómodo que la mujer trabaje y que el varón se quede en casa.

En una ocasión atendiendo un matrimonio que tenía grandes problemas, de pleitos, de celos, comencé a platicar ampliamente con la mujer y una queja muy marcada había en ella siempre que hablaba de su marido:

“Desde que me casé, mi marido jamás a tomado la responsabilidad en el hogar, siempre me ha dejado sola, siempre él ha permitido que yo dé la cara en medio de los problemas; mi marido no ha suplido económicamente las necesidades de la casa y yo siempre he tenido que trabajar”.

Lo que esta esposa estaba diciendo es que el marido le cedió completamente la autoridad y entonces ella por necesidad tuvo que tomar la autoridad.

Cuán importante es comprender que esta autoridad o lucha de poder se puede sobrellevar mejor cuando entendemos que es el varón quien tiene el compromiso, la responsabilidad de gobernar, de tomar decisiones, de ayudar a su mujer, de ser amable, de ser un varón, de tomar las responsabilidades de su hogar y suplir todas sus necesidades afectivas, espirituales y materiales.

Cuando alguien se casa entendiendo la responsabilidad como varón y como mujer que tiene uno para con el otro, ésta situación será más sencilla, de lo contrario será un problema devastador, un problema en el cual se generan conflictos por esa lucha de poder, conflictos de quién lleva el dinero, quién lo administra, etc.

Luego resulta que por no tener una definición de autoridad en el matrimonio, la familia de uno o de otro cónyuge estará entrometiéndose tratando de establecer un orden dando consejos, inmiscuyendo en la vida privada de este matrimonio, etc.

Muchas mujeres se quejan de que ellas son las que sostienen las necesidades y responsabilidades en el hogar. Cuando no hay una aclaración de autoridad aquéllas son situaciones bastantes conflictivas por lo que es muy importante entender al matrimonio en su etapa de formación. Esta primera etapa es un tiempo de comprender en dónde estamos pisando realmente.

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