Los valores morales II

La responsabilidad

Por: Ing. Gilberto Sánchez

La responsabilidad, podemos definirla de una manera muy sencilla: es saber y hacer lo que se espera de mí. Lo contrario es la irresponsabilidad.

¿Cuáles son las recompensas de ser una persona responsable?

  • La confianza. Cuando una persona termina el trabajo que se le ha asignado, se gana la confianza de los demás. Si es responsable en todas sus encomiendas, se le conocerá como una persona “confiable”.

  • Su buena reputación le abrirá las puertas. La responsabilidad es una virtud muy valorada en los empleos. Las personas que son responsables, por naturaleza ascienden, se ganan un buen puesto porque hacen bien las cosas.

  • Se cosecha lo que se siembra. El que hace lo que se espera de él, cosechará una recompensa mayor que el esfuerzo que ha invertido en su trabajo.

¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a ser responsables en el hogar?

  • El ejemplo. Aquellos padres que trabajan para proveer al hogar están dando una gran enseñanza a sus hijos. Los pequeños ven esa figura, ven que los padres son diligentes, que hacen las cosas bien, y a su tiempo.

Cuando los hijos ven a un padre trabajador y una madre que tiene la casa en orden y limpia, aprenden que hay que hacer las cosas con responsabilidad, bien hechas, tal y como se espera de ellos. Acepten padres, el reto de hacer que la casa funcione lo más armoniosamente posible.

Los padres, en estos tiempos, enfrentan muchas situaciones difíciles en el hogar. Hay mucha influencia nociva. Muchos padres están abandonando sus hogares porque no quieren enfrentar la responsabilidad de sacar adelante a sus esposas y a sus hijos, mucho menos quieren enfrentar el reto de educarlos.

  • El padre que es responsable, tiene la autoridad moral para enseñar a sus hijos con sus palabras. Cuando los hijos ven que los padres son responsables y les encargan tareas en el hogar, van a honrar a sus padres cumpliendo las expectativas y los deberes que se les han asignado.

La puntualidad

Un cuarto valor moral es la puntualidad. Ser puntual implica respetar el tiempo de los demás y llegar a tiempo a los compromisos. Lo contrario es la impuntualidad, hacer las cosas con lentitud, y no ser diligente.

Los beneficios son:

  • Respeto. La gente cuando no es puntual recibe muchas críticas, la reprobación de aquellos que estaban esperando algo de esa persona.

  • Otra de las recompensas es la eficiencia. La puntualidad evita la pérdida de tiempo y energía producida por la espera y optimiza el trabajo en equipo en la tarea que se aborda.

¿Cómo podemos enseñar a los hijos la puntualidad?

  • Aprenda a dar prioridad a los compromisos hechos con la familia, respete esos momentos.

  • Comparta las cargas de los demás para que puedan llegar a tiempo a donde deben de estar.

  • Ayúdeles a ser puntuales, a lo mejor los niños no saben aún cómo resolver sus obligaciones, entonces necesitan de otros.

  • Enséñelos a estar a tiempo en el auto para que la familia no llegue tarde, a contestar puntualmente todos sus compromisos, si tiene una cita o una llamada telefónica, enséñele a que marque a la hora establecida.
  • Aprenda a hacer su trabajo con anticipación, no debe estar en el último minuto haciendo las cosas. Tenga un horario y cúmplalo. Aprenda a disciplinarse.

La persona que quiere ser puntual tiene que decidir estar en el lugar debido a la hora debida, por lo tanto, tiene que prepararse para no hacer demoras.

Saber perdonar
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©