Abuso sexual en los niños III: "Un bálsamo para la víctima del abuso
sexual: el perdonar"

Trastorno de tensión postraumática

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El abuso sexual cuando se da dentro de la familia es estresante y tensional; para una jovencita o una niña de pronto verse asediada sexualmente por su propio padre, su padrastro o su hermano y ser violada sexualmente y abusada, esto incrementa muchísimo el daño psicológico y psiquiátrico.

Cuánto más fuerte es el trauma habrá más posibilidades de tener un cuadro postraumático, esto es un desorden mental. El trauma se incrementa a un más cuando el abuso fue realizado por un familiar, se prolonga en intensidad y también en cantidad y en tiempo.

Los efectos del trauma en el tiempo son abrumadores: dolor, terror, angustia, ansiedad, furia. Cuando éstos son repetidos hacen que el trauma psicológico sea mayor, cuando no son predecibles, es decir cuando la niña no esperaba que su propio papá la atacara sexualmente, eso hace el trauma mayor. La violencia es muy fuerte en nuestros países y en nuestra cultura latina. No discrimina raza, sexo, edad, clase social.

Las personas que han sobrevivido al abuso, muchas veces caen en otros problemas, por ejemplo: tienen dependencia a las drogas, tienen desórdenes de personalidad, sufren depresión, ansiedad, aislamiento, tienen desórdenes alimenticios, solo por nombrar unos pocos. Aunque termine el acosamiento sexual, el trauma y la tensión de la persona no terminan. Va a continuar si no se trata en una forma correcta y apropiada hasta el último de sus días, puede acompañarse de pesadillas, recuerdos del evento, memorias penetrantes.

Cuando la persona que ha sido abusada sexualmente y esconde el hecho de que fue abusada, su comportamiento no es normal, entonces estos síntomas y señales podrían ayudarnos a darnos cuenta del porque del comportamiento de la persona, ¿qué hay detrás de ese comportamiento? ¿Por qué esta persona se comporta de tal manera? Probablemente esté sufriendo un trastorno de tensión postraumática.

La Academia Americana de Psiquiatría para la Niñez y el Adolescente dice:

Un niño o adolescente que pasa por un evento catastrófico puede desarrollar dificultades conocidas como trastorno de tensión postraumático, ese trastorno envuelve la situación de que esa persona ha sido abusada sexualmente.

Después del trauma los niños pueden inicialmente mostrar un comportamiento agitado o confuso, pueden mostrar un miedo intenso, un desamparo, un coraje, una tristeza, un horror o negación. Los niños experimentan traumas en una forma rápida, si el abuso sexual se repite, se desarrolla en el niño un entumecimiento emocional, él trata de bloquear sus emociones, que no se manifiesten, trata de aislarse, de evitar el tema y eludirlo y se vuelve menos sensible emocionalmente, reprimidos, retraídos, más indiferentes a sus propios sentimientos.

Un niño con ese trastorno, puede reexperimentar el evento traumático cuando tiene memorias frecuentes del evento, sueños aterradores que los asustan, cuando siente como si la experiencia se diera de nuevo puede incluir inclusive síntomas físicos o emocionales que se repiten cuando recuerda sobre el evento.

En muchos lugares donde tratan niños con tensión postraumática, la mayor parte de estos casos tienen que ver con el abuso sexual infantil. También con otra serie de abusos, ya sean físicos o emocionales, pero el más relevante es el abuso sexual infantil.

Un caso donde los padres se ponen de acuerdo para que sus hijas pequeñas se prostituyan con clientes que ellos mismos les consiguen. ¿Puedes imaginarte a esas niñas siendo violadas en repetidas ocasiones por personas extrañas y con el consentimiento de sus propios padres para obtener una remuneración económica?

Pensarás tú que éste es un caso sorprendente, aislado, no, desgraciadamente están multiplicándose este tipo de casos, donde el padre o el padrastro corrompen al hijo o a la hija para que se prostituyan y sean una fuente de ingresos económicos en el hogar. Es un crimen atroz contra la vida y los derechos humanos.

Tienen síntomas físicos como dolores de cabeza, dolores de estómago, mostrar reacciones emocionales inesperadas extremas, quererse tirar de la azotea de la casa, lastimarse, autodestruirse, arrebatos de coraje, problemas de concentración en la escuela o actúa como si tuviese menor edad.

Hay personas que sufren este trastorno y quieren estar siempre con otros adultos, sienten miedo, se chupan el dedo, muestran estar más alerta de su ambiente, tienen el recuerdo del trauma muy fresco en sus vidas, pesadillas nocturnas, no pueden dormir, sufren en una forma terrible.

Los síntomas de este trastorno pueden durar desde varios meses ó toda la vida, la mejor medida es la prevención del trauma, pero si ya ocurrió el trauma es esencial y muy importante la intervención oportuna, para esto el apoyo de los padres, la escuela y las personas que rodean a la víctima dándoles mucha seguridad. Por ejemplo: la psicoterapia individual, en grupo o en familia, que permite al niño actuar, dibujar o escribir sobre el evento, es de gran ayuda.

Las técnicas de modificación del comportamiento y la terapia cognoscitiva pueden ayudar a reducir los miedos y las preocupaciones. Los medicamentos también pueden ser de ayuda para tratar la agitación, la ansiedad y la depresión. Esta es una información muy valiosa que nos ha provisto la Academia Americana de Psiquiatría Infantil.

¿Cómo ser libre de las heridas del abuso sexual?
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