Por: Profr. Juan Carlos Díaz

En la adolescencia existen cambios hormonales que hacen que la jovencita, o el jovencito comiencen a tener una atracción hacia el sexo opuesto que antes no existía.

En la niñez se encuentran grupos muy marcados: niños con niños y niñas con niñas y de hecho entre un grupo y otro hay una cierta repulsión, un cierto rechazo, los niños no se juntan con las niñas con libertad, pero en la adolescencia comienza a haber una fusión de los grupos, empieza a haber un interés por el sexo opuesto, comienzan a haber pláticas entre unos y otros, empiezan a haber grupos heterogéneos, es decir, conformados por hombres y mujeres, aun y cuando tal vez un varón sigue teniendo como su mejor amigo a otro varón, ya comienza a incorporar a sus amistades a amigas, es decir, a personas del sexo opuesto.

Algunos califican a los adolescentes como “Quijotes”, ¿porqué? Porque son idealistas y porque tienen muchísima sensibilidad y posibilidad de comenzar a sentir una atracción no solamente sexual, sino sentimental hacia las personas del sexo opuesto, es decir, el enamoramiento.

Por lo tanto es muy importante que los padres estén muy cerca de los adolescentes porque ha pesar de que haya esa capacidad en ellos, no están preparados, ni es el momento para que se establezcan estas relaciones en ésta área, es decir, no tienen aun la madurez, ni la estabilidad para poder sostener un compromiso en una relación sentimental, y mucho menos sexual, y muchos errores se han cometido precisamente porque los adolescentes comienzan a involucrarse en enamoramientos, muchos traumas, muchos complejos, muchas heridas, muchos problemas se agravan precisamente por no haber sido instruidos o frenados por los propios padres.

Qué importante es que los padres instruyan a los hijos adolescentes con respecto a los daños que pueden producir las relaciones sexuales o sentimentales entre adolescentes, que hablen acerca de las enfermedades venéreas, que hablen acerca de las consecuencias que producen este tipo de relaciones.

En la adolescencia los muchachos en muchas ocasiones prefieren a las amistades que a la propia familia, de repente hay actividades en las cuales la familia tiene quizá que salir de la ciudad y el adolescente dice: “yo prefiero quedarme en casa porque tengo un compromiso con mis amigos”; busca mucho a su grupo de amigos.

Comienza a haber una ruptura se ese cordón umbilical que aun permanecía en muchos sentidos entre los padres y los hijos. Es decir, en la infancia hay una relación muy estrecha y hay una influencia muy grande de padres a hijos, pero ese “cordón umbilical” comienza a romperse, y la influencia de los padres se reduce y por el contrario, la influencia de las amistades comienza a aumentar.

Por ello es importante enfatizar papá y mamá, que es muy importante que tengas una muy buena relación con tu hijo, que puedas tener una buena comunicación con ellos para que esta influencia que tú tienes jamás se pierda y que la influencia que ellos tienen del mundo exterior no sea mayor que la que tú tienes, en cuanto a que los puedas estar conduciendo, guardando de cualquier situación nociva o de cualquier efecto que pudiera repercutir en su vida futura.

Si no hay buena influencia familiar de los padres para con los hijos, las influencias externas serán determinantes para definir quién será el adolescente el día de mañana, es decir, quien va a definir esto serán los compañeros, los vecinos, los amigos o la gente que tiene mayor contacto o comunicación con su hijo.