¿Puede una familia ser feliz?
 

No es suerte, ¡hay que esforzarse!
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Tener una familia feliz, no es cuestión de suerte ni del destino. Hubo un futbolista muy famoso que alcanzó el éxito en muchos sentidos y él decía “La suerte sí existe, pero lo que me doy cuenta es que entre más me esfuerzo en los entrenamientos, más suerte tengo cuando tengo un partido de fútbol.”

Realmente lo que estaba dando a entender es que no es cuestión de suerte, sino de esfuerzo, disciplina y deseos de hacer bien las cosas y esto por consiguiente produce los resultados que se están buscando.

Se debe de trabajar para tener una familia que funcione y sea feliz. Esto no tiene nada que ver con gente perezosa que no quiere hacerse responsable, sino con individuos comprometidos con un proyecto, con personas que saben platicar y proponerse objetivos como familia para poder lograrlos.

Papá y mamá deben de fomentar ese trabajo y esa búsqueda. Por supuesto que también los hijos tienen una importancia grandísima en lograr esa felicidad, pero los primeros en promover esta búsqueda y este trabajo son los padres, por  que son aquellos que están guiando y dirigiendo el destino de la familia.

Por lo tanto mamá y papá: ustedes son los que menos pueden decir “me tocó una familia mala,” porque las familias no se generan solas, las familias se generan con el trabajo y con esfuerzo.

No hay verdadera felicidad sin virtud. La felicidad verdadera no se va a encontrar por medio de acciones malas o pensamientos incorrectos, como las mentiras, rencores o pleitos. La felicidad tiene mucho que ver con decisiones virtuosas, con decisiones buenas.

¿Qué es la virtud? Es la excelencia moral, es todo aquello que busca lo bueno, las acciones correctas, las que tu propia conciencia aplaude. Por ejemplo, al ayudar a una persona que lo necesita, tu conciencia te va a decir que eso es correcto. Eso es virtud.

La felicidad tiene que ver con esa disposición para convertirte en un hombre o mujer virtuoso(a), en el sentido de siempre buscar lo bueno, aquello que moralmente es correcto.

Por ejemplo, al escoger entre la verdad o la mentira, se escoge la verdad; entre el rencor y el perdón, es virtuoso escoger el perdón; entre la solidaridad o el individualismo,  se escoge la solidaridad. A eso es a lo que me refiero con virtud.

Hay que entender muy bien que la verdadera felicidad de una persona, sea mujer, hombre, hijo, padre, sea joven o sea una persona mayor, tiene que ver con su carácter moral.

Una persona que está llena de rencores, pleitos, celos, resentimientos y envidias, podrá tener todo el dinero del mundo y podrá ser una persona saludable físicamente y educada, con títulos académicos en las mejores universidades, pero nunca podrá ser feliz.

Es importante no estar buscando la felicidad por sí mismos, pues entonces ya no hay una virtud en eso.

Es necesario aprender a amar, a relacionarnos con los demás y entonces nosotros ya no buscaremos la felicidad, será la felicidad la que nos busque a nosotros.

Como ya lo hemos visto en otros programas, todo mundo desea ser feliz. No hay una sola persona que se levante diciendo “yo quiero ser infeliz”, “yo quiero ser una mujer triste y deprimida”, nadie se levanta con esas intenciones. La gente se levanta buscando la felicidad, realmente ser alguien que pueda vivir alegre, pero a pesar de que todo mundo busca la felicidad, muy pocos la encuentran. Y más aun, ¿cuántas familias realmente felices conoces? Piensa en esto.

La felicidad está al alcance de los seres humanos y de las familias. La funcionalidad familiar es posible, pero es necesario trabajar para lograr esa funcionalidad y como consecuencia, esa felicidad.

Tres virtudes elementales en la familia
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©