Por: Dr. Salvador Cárdenas
La Biblia dice, directamente de las palabras de Jesucristo, aquél que no fue cualquier profeta o maestro sino el hijo de Dios con nosotros, dice así:
“También fue dicho: cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio, pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere y el que se casa con la repudiada comete adulterio.” Esto lo puedes leer en cualquier Biblia, en el libro de Mateo, capítulo 5, verso 31 y 32.
¿Qué estaba sucediendo en la época de Jesús? Los religiosos de aquellos tiempos, basados en ciertos principios del Antiguo Testamento, en donde se permitía dar carta de divorcio, divorciaban a la mujer por cualquier pretexto porque ya les había gustado otra mujer.
Quizás con sus mujeres habían tenido varios hijos y ellas ya no estaban jóvenes, ellos se fijaban en las jóvenes y por cualquier pretexto las repudiaban para quedar libres y así poder volverse a casar.
Pero aquí Jesús está reprobando totalmente esa acción y sostiene que el matrimonio tiene una dignidad muy alta y que por ningún motivo debe darse carta de divorcio, excepto por causa de fornicación. “Yo os digo” dice Jesús, “que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación (inmoralidad sexual y adulterio), hace que ella adultere y el que se casa con la repudiada comete adulterio.”
Jesús sostiene que por causa de fornicación sí es lícita la separación. ¿Por qué permite la palabra de Dios esto? Precisamente por que la infidelidad hiere a la persona ofendida en su dignidad. Es una ofensa a la dignidad.
La palabra de Dios lo que quiere es defender los derechos del ofendido y no del ofensor.
Nótese que la separación no es por cualquier causa, es por causa de fornicación. No es como en los Estados Unidos de Norteamérica, en donde la segunda causa de divorcio es porque la pareja ronca. Imagínate eso. ¡Tan devaluado está el matrimonio en aquella nación!
La Biblia reprueba esa forma tan ligera de entender el matrimonio. La fornicación no es una causa ligera para separarse. Es correcto hacerlo porque el matrimonio está fundado en el amor que busca el mayor bien posible, que es defender al agraviado y para que los hijos no sean envilecidos o con una tentación a la amargura.
En resumen, estas son las cosas que se deben hacer para enfrentar la infidelidad:
- Enfrentar el asunto.
- En muchos casos, perdonar y reconciliarse.
- En otros casos, la separación.
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