Por: Lic. José Eduardo Alvarado

Este gran problema subyace en la casa, porque es precisamente en ese lugar donde se evidencia la carencia de amor. Es decir, los padres no saben amar, no entienden que cuando dos personas deciden casarse es para darse los unos por los otros y prolongar ese amor hacia los hijos, de manera que fluya hacia ellos y haya, como consecuencia natural, amor de parte de los hijos hacia sus padres.

Otros problemas que denotan la falta de amor en el hogar y que están afectando a la familia son: en primer lugar, el alcohol, que es causa principal de violencia en Hispanoamérica. Unas estadísticas sobre la violencia en Hispanoamérica revelan que en el barrio “Cuba Libre” de Managua, en el país de Nicaragua el 95% de las agresiones a mujeres ocurren en el domicilio familiar y en un 53% de los casos el hombre está ebrio.

Además, se produce un mal ejemplo en los hijos y un daño irreversible en su conciencia y en su alma. Vivir con un alcohólico es verdaderamente una pesadilla. Tal vez muchos de ustedes podrían darme la razón.

En segundo lugar está el adulterio, que se ha convertido en la plaga de nuestro tiempo. No solamente es causa principal de divorcio, también hay un efecto muy negativo sobre los hijos y ellos sufren las peores consecuencias. El adulterio es causa principal de hogares destruidos, de hijos deprimidos o con trastornos emocionales y aún mentales.

Es evidente que cuando un hombre adultera no piensa en las repercusiones que eso traerá a su familia. Este pecado, porque así debemos llamarle, trae también como consecuencia una crisis económica sobre la vida familiar, que ya de por sí es difícil.

En tercer lugar está el divorcio, que es una resultante importante de la infidelidad matrimonial. Esto también tiene secuelas difíciles de calcular, ya que trae inestabilidad emocional no sólo en la pareja, sino también en los hijos, quienes acarrean desviaciones y malas actitudes que los llevan a la delincuencia. Además trae como consecuencia depresión, aislamiento y desaliento. En fin, una afectación integral en el cónyuge que queda solo.

Se generan trastornos emocionales en el cónyuge que queda solo, los cuales pueden derivar aún en el mismo alcoholismo o en buscar satisfacer sus necesidades con otra persona, llegando a tener relaciones ilícitas. Esto es egoísmo puro; la antítesis del amor. La consecuencia de que no exista amor en las familias tiene repercusiones muy devastadoras.