El sentimiento de culpabilidad
 

Aprenda a perdonar
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

¡Cuantas oportunidades de convivir, de disfrutar y de amarse en compañía de amigos y familiares se desperdician por enemistades, por querer vengarse y desquitarse de los demás! Todo por ese falso y absurdo concepto de que “a mí nadie me ve la cara” o “de mí nadie se burla”. Lo único que hace ese falso orgullo es destruir la vida. ¡Cuántas oportunidades de vivir la felicidad plena se pierden, nada más por no perdonar!

¡Perdone! Pase por alto esas ofensas  y podrá tener una vida más armoniosa con las personas que vive; si ellos no quieren cambiar de actitud y no quieren ser sus amigos, pues usted ya hizo el intento y tendrá paz, podrá tener una conciencia tranquila. Esto trae mucho consuelo, tranquilidad y paz, que es lo que tanto necesita el ser humano.

Finalmente, si quiere tener paz y quiere quitarse ese sentimiento de culpabilidad, pídale perdón a Dios y resuélvase a vivir conforme a los principios que Dios enseña y conforme a su conciencia; a vivir conforme a la razón y no a sus deseos y sentimientos. Es decir vuélvase para vivir una vida de amor.

Cuando alguien ama tiene muchas bendiciones, el ser humano está diseñado y tiene el potencial de hacer muchas cosas maravillosas, pero también tiene el potencial de hacer cosas terribles. Es decisión de cada uno cómo conduce su vida: si ama o vive de manera egoísta. ¡Escoja el camino del amor!

El otro camino tiene una factura que es muy cara: va a vivir una vida de soledad, insatisfecha y vacía, que lo van a llevar al desánimo y a la depresión, a una rutina donde incluso deseará la muerte. ¿Por que? Por que no le encuentra el sentido a la vida. Decídase a amar; perdone y pida perdón por todo lo que hizo, arregle sus cuentas para que pueda quitarse ese sentimiento de culpa.

Quiero leer un texto de las Sagradas Escrituras, un versículo muy hermoso que se encuentra en Isaías 26:3 y dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado.”

Está hablando de Dios, él guardara en completa paz a aquella persona cuyo pensamiento persevera en Dios, por que en Dios ha confiado. Aquí hay una promesa muy grande: tener paz en el alma, eso es lo que más desea el ser humano hoy en día. Cuando habla de paz no habla de no tener problemas, sino de tener una firmeza de carácter, una esperanza y un consuelo muy fuerte ante las situaciones adversas.

Más bien se refiere a no perder la tranquilidad, no dejarse llevar por el afán, saber que no se le debe nada a nadie, saber que a pesar de que hay situaciones complejas, no hay quien le reclame por una mala conducta, sino que ha hecho lo correcto y ha amado a los demás. Para obtener esa promesa hay que tener un pensamiento: perseverar en Dios y confiar en él.

Confiar en Dios quiere decir obedecer su Palabra y seguir su propuesta de vida. Dios te dice: “Ama a tu prójimo cómo a ti mismo”, cómo quieras que te hagan a ti, haz con los demás. “Imítame a mí”, dice Dios, “así cómo yo soy amor, sé tú amor, sigue la manera  de vivir que yo he enseñado y tendrás paz”.

Cuando una persona confía en Dios y persevera en hacer Su voluntad encontrará paz, mucha paz. Busque a Dios, persevere en sus caminos y podrá encontrar respuestas para su vida.

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