La preadolescencia
 

No dudes, ¡ámalos!
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Es importante siempre demostrar afecto por los hijos, cuando ellos son preadolescentes, a veces se sienten avergonzados cuando el padre o la madre muestran externamente su afecto –abrazos y con besos enfrente de compañeros de su edad- el niño se siente apenado y mal.

Hay que aprender a respetar y a entender que no es un rechazo a tu persona, acuérdate que tú también fuiste así. Con un saludo afectuoso, con un “¡Hola! ¡Que te vaya bien!”, tu hijo queda más que satisfecho, contento y no se siente avergonzado. No es un rechazo a tu persona, tu hijo esta actuando con la mentalidad de su edad.

Esfuérzate por permanecer integrado a la vida de tu hijo. Esto significa que no pierdas el contacto con la vida de tu hijo. Para lograrlo, permanece al tanto de sus actividades, visítalo en sus actividades frecuentes. ¿Tu hijo practica algún deporte? Aparécete de vez en cuando en ese lugar y mira cómo lo hace. ¡No te apartes! Tu hijo te necesita aunque no te lo diga verbalmente.     

Mantente siempre interesado y curioso con las ideas de tu preadolescente, sus sentimientos y sus experiencias. Escucha lo que te dice, pon atención a sus pláticas; si ellos notan en ti un desinterés, llegará el momento en que no te contarán nada.

Por último, para usted que le interesa que sus hijos sean personas con valores para enfrentar la vida: no te olvides de Dios. Dios fue el que te dio la oportunidad de ser padre o madre y Él es padre también. Dios es padre de nosotros y nos quiere enseñar a ser buenos padres a la vez, nos quiere ayudar a guiar a nuestros propios hijos.

Dios no se equivoca, usted y yo nos podemos equivocar en muchas cosas, pero Dios no, porque él es perfecto. Su palabra también es perfecta y en ella vienen muchos principios y cosas importantísimas para la educación de los hijos cuando son pequeños, adolescentes y jóvenes.

Dios nos enseña en su Palabra cosas muy grandes y muy importantes para estas etapas difíciles en las que no sabemos qué hacer. ¡Toma en cuenta a Dios! ¡Búscalo sinceramente! Buscar a Dios quiere decir leer su Palabra, encomendar tu vida a Dios, hablarles a tus hijos de Dios.

Hay un texto en las Escrituras que dice unas palabras especiales para ti, que quieres ser un padre responsable o una madre responsable:

“Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Dios no guarda la ciudad, en vano vela la guardia; por demás es que te levantes de madrugada y vayas tarde a descansar y que comas pan de dolores, por demás es que te esfuerces y te aflijas demasiado, porque Dios, a su amado dará el sueño. He aquí, herencia de Dios son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en manos del valiente así son los hijos habidos en la juventud; bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos, no será avergonzado.”
                                                                                                      Salmos 127:1-5

Es decir, podremos esforzarnos mucho pero si no tenemos la bendición de Dios, trabajaremos mucho y tendremos muy pocos frutos. Dios va a bendecir a aquellos que lo aman y lo respetan.

Bienaventurado aquel que tiene hijos y que tiene la bendición de Dios en su familia porque ama a Dios y respeta sus mandamientos y porque él mismo o ella misma le hablan a sus hijos de ese Dios bueno que está en los cielos.

Dios es el Padre, el Creador de la humanidad; él quiere enseñarnos a ser buenos padres, pues él sabe lo que un hijo necesita. Dios sabe cómo ayudar, cómo amar a los hijos. Yo invito a todos los que tienen ese deseo de ser buenos padres de familia, a leer la Biblia.

Ésta no perjudica a nadie cuando se tiene el corazón para leerla y siempre nos llevará a lo bueno, en este caso, a una buena relación entre padres e hijos. Así ya no tendrás temor a la adolescencia, tendrás precauciones pero tendrás confianza sabiendo que tu casa está edificada sobre la Roca.

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