Por: Dr. Salvador Cárdenas
Un escritor inglés dijo lo siguiente: “el joven guiando al joven es como el ciego guiando al ciego.” Si solamente aceptas como correcto lo que tus amigos opinan, lo que tus amigos viven, la forma como los jóvenes ven la vida y menosprecias de una forma vanidosa y soberbia el consejo de los adultos que te aprecian, aman y quieren ayudarte, vas a cometer muchos errores y en esos errores pueden haber algunos que te cuesten caro, que no podrás salir fácilmente de ellos.
Hay una parte en el Antiguo Testamento, en el libro de Eclesiastés 11:9 que dice lo siguiente: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos, pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgara Dios.”
Dios existe, nos creó y mira cómo vivimos nuestra vida. Él observa cada uno de nuestros actos y nuestros pensamientos; delante de Dios no hay nada que se pueda esconder. Y Dios un día nos pedirá cuentas de cómo vivimos nuestra vida.
En las Escrituras, Dios se refiere a los niños como personas, como seres humanos sin culpa ante sus ojos; de tal forma que a un niño que muriera le esperaría un lugar al lado de Dios, porque aunque pudo haber cometido cosas incorrectas, delante de Dios es una persona inocente, que no sabe exactamente lo que hace.
Pero cuando se llega a la adolescencia y a la juventud, nuestra vida es vista y evaluada por Dios. Entonces dice la Escritura: “Alégrate, tienes fuerza, energía, salud, metas que cumplir, trabajos que hacer y tienes optimismo. ¡Alégrate en tu juventud! ¡Vive tu vida! Pero sabe que un día daremos cuentas de cómo vivimos nuestra juventud y cómo vivimos nuestra época de adultos.”
Dios está muy interesado en cómo vives estos años, en cómo enfrentas la vida; si lo haces con valores y principios, o si lo haces de forma desenfrenada, no tomando en cuenta que nuestros actos pueden ofender a otros o a Dios mismo. Tomemos en cuenta esto: no somos únicos en este mundo, tenemos un Dios que nos ve desde el cielo y tenemos muchas personas que nos rodean.
En este mundo a la juventud se le dice que no tenga restricciones: “tú goza la vida, disfruta sin preocuparte de nada.” Ese pensamiento no es bueno, es un pensamiento equivocado. Lo correcto es gozarse, lo correcto sí es disfrutar la juventud, ser alegre, optimista y emprendedor, pero siempre tenemos un límite. Todo en la vida tiene límites.
La alegría que en tu juventud puede haber, limítala a lo bueno, a lo que es correcto. Busca a Dios, trata de conocer los mandamientos de Dios, lo que te dice la Escritura a ti, que eres joven. Respeta a Dios, respeta a tu prójimo y disfruta tu juventud. Que Dios te bendiga y te ayude a vivir tu juventud de tal manera que cuando seas adulto no te avergüences de nada y seas un adulto feliz, que supo vivir su vida. |