Un gran lugar para dar amor: capacidades diferentes

 

Tan humano como tú, digno de tu respeto
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

El ser humano -capaz o discapacitado - nace de una mujer, es engendrado por un padre y tiene su conciencia, su espíritu, tiene sus sentimientos, tiene sus emociones y tiene sus derechos como ser humano y no por eso le vamos a estar quitando derechos porque le falte una mano, le falte un pie, porque a lo mejor esté ciego, porque no oiga, no por eso deja de ser un ser humano.

Al contrario, son las personas en las cuales tenemos la mayor oportunidad de demostrar nuestro amor y nuestra comprensión, son esas personas en donde en verdad nuestros corazones pueden ser conmovidos para poder ayudar y darnos por aquellos que estén necesitados, son las grandes oportunidades que nos da la vida, para mostrar lo mejor de nosotros hacia esas personas.

Y pareciera que fuera al revés porque la gente cuando ve ese tipo de personas es cuando parece que sale lo peor del ser humano, el desprecio, el rechazo, el decir “que no vivan, mejor retíralos”, “que mejor se mueran para que no sean una carga para la sociedad”, hay ese tipo de pensamientos.

Si tú tienes una discapacidad o una capacidad diferente la culpa no es tuya, la culpa es de aquellos que piensan así. Y la realidad es que no importa la discapacidad que se tenga, tú sigues siendo un ser humano y no tienes derecho a que nadie te menosprecie.

A veces este tipo de situaciones nos hacen reflexionar sobre la vida e incluso nos hacen reflexionar y estar muy agradecidos con Dios de cómo nos ha dado la salud y como en Él estamos completos.

La mejor manera de darle gracias a Dios es amando a esas personas. Si tuviste un hijo así ó una hija, no es el momento de estar deprimido, es el momento de tomar decisiones, es el momento que ser el verdadero padre de familia, ser un varón responsable, ser hombre de retos.
El reto de los padres
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