El miedo
Viviendo bajo la sombra del pasado

 

Un compañero fiel
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Decíamos que el peor enemigo de la felicidad es el miedo, es por miedo que deseamos aferrarnos a la felicidad y ella se nos escapa de las manos. Es el apego a las cosas que creemos que nos proporcionarán felicidad lo que nos hace sufrir, porque el apego es el miedo y el miedo es un impedimento para amar.

         El enemigo del amor es el miedo, no el odio; el odio es sólo una consecuencia del miedo. Odia el que teme, el que nada teme se siente seguro y en esa seguridad goza de libertad interior e irradia paz, alegría y amor, que son concedidos solamente por Dios a través de cambiar nuestra actitud radicalmente, arrepentirnos de nuestros actos y poner una confianza inamovible en el sacrificio de Jesús, en su muerte en la cruz, como único medio para limpiarnos del temor verdadero al cual estamos atados: el temor a la muerte.

         El miedo se convierte en un obstáculo para seguir nuestro camino en la vida, paraliza. Roosvelt, expresidente de los Estados Unidos en un discurso de toma de posesión pronunció una frase histórica: “A lo único que debemos temer es al miedo mismo, ese terror irracional, ilógico e injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir el retroceso en avance. El problema es que el miedo nos domina, nos controla y cuando se involucra con otras emociones, la historia puede ser fatal.”

         Cuando se viven tiempos de crisis, la situación de angustia e incertidumbre se agudiza más que la vida cotidiana. La crisis económica, moral y social que vivimos ya ha durado años, aunada a la esperanza de un cambio para tener un mejor futuro ha descubierto que todo ha sido peor.

         El índice de personas depresivas está aumentando, colocando a la depresión en el problema mental número uno. Los psiquiatras cuentan que de cada diez personas que atienden ocho tienen problemas depresivos. El gasto por el uso de antidepresivos ha aumentado dramáticamente, el índice de suicidios se ha duplicado y el de intento de suicidio se ha triplicado.

         Un muchacho estaba comiendo con su familia y de repente se paró, se fue al baño y se suicidó. Tal vez no haya causa aparente, pero las causas pueden ser más extrañas. Cinco jóvenes se suicidaron porque reprobaron el examen de ingreso a la UNAM, otro más porque reprobó matemáticas.

         Esto se ha vuelto una gran amenaza para la seguridad humana cuya trágica profundidad está derivando en miedo como forma de control de represión y de inseguridad. El fantasma del miedo recorre nuestras venas como la sangre.

         En la sociedad actual el miedo se ha convertido en un compañero fiel, viaja en el metro con nosotros y hace que nos despidamos con temor de nuestros seres queridos. La ciencia nos ha sugerido durante años que podría resolver los problemas que aquejan a la humanidad; sin embargo, el miedo persiste y ha tomado otras formas.

         El creer que determinadas seguridades son permanentes hace al hombre más vulnerable y propenso al miedo, a esto se suman los desafíos cotidianos, como el rendimiento en el trabajo o en el estudio así como el no poder expresar sentimientos humanos, como la tristeza o el duelo, que están casi vetados públicamente. Para las personas que no viven los trastornos interiores que muchos sufren es difícil entender la realidad de quienes sí los tienen.

Miedos más comunes
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