La depresión, el suicidio y los adolescentes
Testimonios reales

 

Introducción
 

Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Científicos de todo el mundo estiman que en los próximos años habrá dos enfermedades que costarán muchas vidas: el infarto al miocardio y la depresión. Los especialistas abogan por tratamientos preventivos, por esa razón estamos llamando a padres de familia, profesores de escuela y encargados de los servicios de salud a prevenir el suicidio entre los adolescentes, lo cual se ha convertido en un problema social muy relevante.

         Los diarios anuncian continuamente suicidios en los adolescentes, nos proporcionan estadísticas de distintas partes de Latinoamérica. Los medios informativos tratan de prevenir el suicidio permitiendo este tipo de programas de prevención. Hoy los padres se preocupan un poco más sobre el suicidio porque antes pensaban que eso no podía pasarle a sus hijos.

         Hay muchas estadísticas muy bien fundadas y estudios serios sobre el suicidio en América Latina y los países de habla hispana; sin embargo, esto no es suficiente para acabar de raíz con el problema del suicidio, pero sí podemos disminuirlo y culturizar a las familias que nos escuchan hoy e informarles acerca de esto.

         Los especialistas abogan por tratamientos preventivos, uso de fármacos antidepresivos, etc. Los servicios de urgencia se ven sobrepasados a causa de problemas físicos genuinos: dolores tipo infarto, dolores fuertes de cabeza, problemas de indigestión, problemas de colon irritable, problemas de periodos alterados, los cuales frecuentemente son resultado de la depresión y la depresión es causa principal del suicidio.
        
         En México, al menos 40% de la población económicamente activa está deprimida, asegura Irma Corlay, médico psiquiatra del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS. “Ante el acelerado mundo en el que nos ha involucrado el desarrollo económico y el mercado, sólo hay una respuesta: depresión, infelicidad y mayor frustración”.

         El aumento de las cifras en cuanto a la mejoría económica no aumenta la sensación de bienestar, satisfacción y felicidad de las personas. Un solo grito desesperado de angustia va a dar a las consultas médicas públicas y privadas, y esto es a causa de la depresión, junto con sus efectos físicos y emocionales, que son muchos.

En opinión de los expertos
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