Cómo criar adolescentes IX:
“La comunicación entre padres y adolescentes ”

 
ˇPiensa antes de responder!
 

Algunos padres responden negativamente antes de pensar por un momento lo que sus hijos les están preguntando. Por ejemplo, un padre nos contó su experiencia con uno de sus hijos:

“Mi hijo comenzó a trabajar durante el verano y, después de trabajar por dos semanas y recibir su primer salario, me dijo que iba a comprar un carro nuevo. Lo primero que vino a mi cabeza fue: ‘debes estar loco, ni siquiera tienes suficiente dinero para comprar un juego de llantas, ¿sabes lo que cuesta un carro nuevo?’.

Quería decirle qué tan loca e imposible era esa idea; sin embargo, en lugar de responderle de esa manera, solamente comencé a platicar con él sobre qué clase de carro quería comprar, el color, etc. Después de un rato comenzamos a discutir cuánto costaría el carro, y yo creo que él solo se dio cuenta que tenía que juntar tanto dinero antes de considerar tener un carro nuevo”.
        

         Piensa antes de abrir la boca; es fácil decirlo pero es difícil hacerlo, aunque puede hacer más fácil con la práctica. Si tú ya has evaluado la situación y crees que lo que el muchacho te está diciendo es para provocar una reacción de parte tuya, no reacciones antes esto.

         Si tú tiendes a reaccionar antes de pensar, sería una buena idea que le digas que considere la situación y que lo piense. Le puedes decir que vas a comentarlo con tu esposa y que le darás una respuesta cuanto antes.

         Asegúrate de darle una respuesta lo más pronto posible, el contar hasta 10 y otras técnicas variadas, se pueden usar para ayudarte a pensar antes de responder.

         Reflexiona la respuesta que le darás a tu hijo; de nada servirá que apliquemos disciplina positiva y negativa, castigos y recompensas, etc., si no tenemos una excelente comunicación con nuestros hijos.

         Abrir los caminos de la comunicación tomará tiempo, debemos tener paciencia, dejarlos hablar, que expresen lo que sienten; no debemos aprovechar lo que nos cuentan para darles largos discursos, para marcarles lo que está mal en sus vidas. Simplemente, déjalos platicar.

         Cuando vean que no les estás marcando sus errores, sino las cosas buenas que hacen, se sentirán mucho más estimulados a hablar. Nuestros hijos son muy valiosos y cruzan por momentos muy difíciles; no podremos ayudarlos si no tenemos la sabiduría para hacerlo.

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