Problemáticas en la familia

 

Reconocer su parte
 

Por: Ing. Gilberto Ruíz

¿Qué hacer en estos casos? Si en verdad quieren sacar adelante el matrimonio, lo primero es: reconocer su parte.

Es cierto, cuando somos agredidos somos víctimas. Pero también somos responsables por no perdonar, por no pasar por alto la ofensa.

No quiero decir que si usted está siendo golpeada, tenga que soportar eso eternamente. Usted hace su decisión de perdonar y de hacer las paces. Si usted ve que durante toda su vida se han estado insultando, reconozca su parte, lo que usted ha hecho.

Hace tiempo, una mujer me dijo: “Es que él es el que me golpeaba, me agredía”. Si, era cierto, pero ella se dejaba golpear. Tú tienes responsabilidad también en esos casos, porque debes ir a la autoridad a denunciarlo. Sin embargo, muchas mujeres no lo hacen porque están amenazadas, etc.

Ahí hay una responsabilidad de parte de ellas. Los hijos también crecen con ese estigma: “Mamá nunca se dio a respetar, entonces la mujer no vale. La mujer es para pisotearla, para burlarse de ella”.

O a lo mejor hay respuesta de parte de la mujer: el marido agrede, ella responde igual.

Conozco el caso de una mujer que escuchó el programa del perdón, donde se enfatizaba que ambas partes tenían su responsabilidad. De una manera muy sencilla reconoció su parte. Escribió una carta donde confesaba todo lo que había hecho y se la mandó al esposo.

Le dijo: “No he cumplido con lo que prometí, no he estado contigo en las buenas y en las malas. Cuando llegaban los momentos malos, yo respondía también mal. No he cumplido mi palabra”.

Para entonces, el marido ya vivía en otra casa. Había decidido terminar con todo. Cuando él recibió esta carta, regresó a la casa. Para la mujer fue algo grandioso que su esposo regresara, pero no se quedó así. Lo que ella hizo fue no sólo reconocer sus faltas, sino también cambiarlas.

El marido no cambió de la noche a la mañana, es cierto. Pero con la actitud de la mujer, cambió el ambiente en la casa. Al ver eso, el marido empezó a cambiar poco a poco.

¿Qué le quiero decir? Que es importante que ambas partes reconozcan lo que hicieron. El marido no escribió ninguna carta, pero cambió su actitud. Dejó de ser un hombre grosero, dejó de ser ese hombre áspero y se perdonaron mutuamente.

Perdonar es olvidar. No quiere decir que ya no te acuerdes, sino que ya no lo vas a estar trayendo en la memoria todo el día, atormentándote y buscando venganza.

A lo mejor vienen los recuerdos, pero se hacen a un lado y se actúa correctamente. Ellos no se dejaron llevar por lo que les hicieron, sino que se dedicaron a tratar de hacer lo que habían prometido cuando se casaron.

Hay veces que se va a necesitar un tratamiento psiquiátrico. Si usted ya cayó en una depresión, atiéndase. Vaya con un psiquiatra, platíquele la situación y decida hacer un esfuerzo para llevar un tratamiento que le pueda estabilizar su vida y pueda tomar decisiones con sensatez y cordura.

¿Qué pasa si la otra persona decide no arreglar las cosas? Tal vez usted ha decido hacer bien las cosas, pero no falta el marido o la esposa que no quieren cambiar.

“Ah, no. Ahora me las vas a pagar”. Y comienza un abuso sistemático, un ataque, comienza la violencia. Si la otra persona no quiere arreglar las cosas y usted se da cuenta que eso ya está afectando a la familia, no estamos llamados a ser humillados o abusados, hay que buscar la separación.

No se espante. El objetivo es buscar que se reestablezca la vida familiar o, al menos, un ambiente adecuado para la formación de los hijos. Lo primero es tratar de arreglar la situación, perdonarse mutuamente y si no, aunque no nos guste, está la posibilidad de una separación.

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