Problemáticas en la familia

 

Recurrir a instancias legales
 

Por: Ing. Gilberto Ruíz

Cuando el adicto es el padre, se sigue el mismo patrón. Si el padre ya no está proveyendo para la casa y comienza a volverse violento y a golpear a la esposa o hijos, hay que denunciarlo.

No hace mucho nos habló un hombre que necesitaba un consejo. Estaba muy molesto porque su familia lo había corrido. Estuvimos investigando y platicando con él y salió a la luz que la razón por la que lo habían corrido era por alcohólico. Ya no proveía para la casa, todo eran gritos, violencia, golpes, etc. Finalmente, la familia decidió correrlo.

Le dijimos lo que teníamos que decirle: “Usted tiene un problema de alcoholismo que tiene que ser tratado y dejado”. El hombre se molestó mucho. A veces, correr al padre de familia redunda en una mejoría para la familia.

Recuerdo el caso de una mujer que me platicaba lo siguiente:

“Mi esposo llegaba borracho, nos aventaba pedradas y rompía los vidrios de la casa. Luego entraba y me agarraba a golpes. Llegó el día en que mi hijo mayor se levantó, agarró un cuchillo y se puso a pelear con él.

Yo veía como mis hijos estaban sufriendo y como este hombre nos destrozaba la vida, hasta que un día decidí que se fuera. Le hablé a la policía para que vinieran por él. Fue algo difícil, nos dolió, pero él realmente él no quería cambiar.

Cuando salió libre, nos volvió a atacar en venganza; lo volvimos a meter a la cárcel. Así que decidí separarme de él. Desde ese momento, todos mis hijos cambiaron su actitud. El ambiente en la casa se estabilizó, ya no había miedos ni pleitos. Finalmente, pudimos empezar a rehacer nuestra vida”.

Si tú ves que ya hay una gran afectación en la familia, no temas actuar drásticamente.

A lo mejor el padre tiene suficiente solvencia económica como para mantener su vicio y sostener a la familia. Pero la verdad es que como quiera está destruyéndola.

Conozco el caso de una familia de clase alta. El padre era un alcohólico. Destruyó a tal grado su familia que su hijo lo aborrecía. La madre, llena de miedo, no lo corría porque era el sustento y no veía el gran daño que le estaba haciendo a la familia.

Yo hablé con el muchacho y veía como odiaba al padre, pero a la madre también. Esto les destruye la vida. Cuando yo hablé con él ya era un joven destruido emocionalmente. Estas situaciones dejan heridas muy terribles.

Con esto concluimos el problema de las adicciones: hay ocasiones en las que hay que tomar decisiones muy radicales.

¿Cómo puedo perdonar?
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