Un gusto muy caro e irracional

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que el hábito de fumar cigarrillos es causa directa o indirecta de cerca de 4 millones de muertes al año en todo el mundo, de las cuales la tercera parte ocurre en naciones en desarrollo.

Por eso se han tomado medidas muy grandes en los gobiernos de diferentes países para, por ejemplo, prohibir la promoción de los cigarros en la televisión.

Si tú te das cuenta, en nuestra televisión ya no aparecen anuncios de cigarros, porque está demostrado de forma contundente que el cigarrillo disminuye las expectativas de vida, los años de vida y está relacionado con la muerte de 4 millones de personas cada año a nivel mundial.

Por lo tanto, es un gusto que puede provocar un placer, el que fuma siente placer, por supuesto, pero definitivamente es un placer muy costoso, en cierta forma, irracional. O sea, ¿por qué voy a tratar de obtener placer en aquello que con toda claridad sé que me hace daño?

Las cajetillas de cigarro hoy en día no dicen: “esta cajetilla puede producir cáncer”; ahora dicen: “fumar es causa de cáncer”. ¿Por qué? Porque quien vende tabaco tiene la obligación moral, (si es que puede haber “moral” en alguien que vende algo que sabe que causa un daño) de informar lo nocivo de su propio producto.

Entonces fíjate bien. Tú vas, gastas tu dinero que te ganaste trabajando, y compras una cajetilla de cigarros que te dura un día o dos, y estás pagando para dañarte, por un producto que en sí mismo te está diciendo que produce cáncer.

El fumar es causa de cáncer. Así dicen las cajetillas y por lo mismo está legislado que no se puede promover el tabaquismo en contextos televisivos y de medios masivos de comunicación.

Lo irracional de parte de algunas personas es cómo a pesar de que saben que evidentemente el tabaquismo es nocivo para la salud, lo siguen consumiendo. ¿Qué pasa con la razón del ser humano? “Sé que me hace daño, que afecta a mi familia y a los que están cerca cuando yo fumo, sé todo eso, y sin embargo fumo”.

Es importante recordar que Dios, quien nos hizo a nosotros como seres humanos, puso el cerebro hasta la parte más alta de nuestro organismo, y eso es para que sea la razón, la que gobierne nuestras decisiones y no nuestros deseos ni nuestros afectos e impulsos, sino nuestra razón; y la razón dice que fumar es malo.

Entonces, querido lector que  fuma, a pesar de que sabe que su práctica es mala, y lo sigue haciendo, está yendo en contra de su propia salud, de su propia familia y de la sociedad que le rodea. Es importante que reflexione y que tome medidas acerca del tabaquismo.

 

Programa:

Adictos al cigarro

Regresar
Tabaquismo: Adicción a la nicotina
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©