Por: Dr. Salvador Cárdenas
Naturalmente un pequeño espera protección y ayuda de los adultos; no solamente las espera, sino que las necesita y evidentemente la indolencia o apatía trae consecuencias negativas sobre la salud general del niño, tanto física, como mental.
Vemos entonces que de manera adicional a los fenómenos que sirven para calificar las diferentes clases de maltrato infantil, se encuentra también un aspecto real, que es muy importante tenerlo en cuenta: tanto el abuso físico, sexual, o el maltrato emocional de los niños, tiene una repercusión muy clara en la mente de la víctima.
Me estoy refiriendo a un efecto psicológico que va a tener consecuencias en el desarrollo de ese pequeño, que afectan en mayor o menor medida a la integridad de ese pequeño niño.
Algunas vivencias o daños que puede tener el menor abusado son las siguientes:
- Sentimientos de baja autoestima.
- Desarrollar una actitud de aceptación del abuso; el menor está recibiendo este mensaje: “Tú no importas”, “tú no vales”, “tú no sirves”, “tú estorbas”.
- Tristeza, apatía.
- Sumisión patológica o enfermiza.
- Agresividad; expresada con más facilidad sobre personas que ellos pueden percibir como frágiles. El niño quiere desquitarse de la vida, las personas.
- Limitaciones y bloqueos intelectuales que afectan el aprendizaje escolar. Habitualmente están muy mal en la escuela, reprueban el curso, sacan malas calificaciones en la mayoría de las materias.
- Los procesos del desarrollo del conocimiento pueden verse interrumpidos o desarrollarse de manera menos eficaz debido a la tensión a la cual se han visto enfrentados desde que son pequeños.
- Viven un estrés continuo; una preocupación, ansiedad, temor, que obviamente les impide concentrarse.
- Coraje profundo o rabia extrema, miedo o depresión.
- Trastornos del sueño.
- Respuesta exagerada de alarma, susto o sobrecogimiento, es decir, son niños muy nerviosos en ocasiones, que responden exageradamente a una circunstancia como en un ataque de pánico: el niño de repente se siente con profundo dolor o miedo.
- Irritabilidad; fácilmente pueden enojarse.
- En ocasiones también pueden tener un comportamiento inmaduro para su edad, o incluso regresivo : que un niño de 7 años quiera comportarse como uno de 5 años.
- Pueden presentar estos pequeños lo que se conoce como la ínter vigilancia : esos niños que siempre están como a la defensiva, atentos a lo que sucede a su alrededor, porque lo que la vida es ha enseñado, son solamente agresiones.
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