Más que un día malo
 

Cuando la esperanza se desmorona
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Cuántas madres de familia tienen que enfrentar maridos alcohólicos, violentos, agresivos, ásperos y duros con sus palabras y ellas no se esperaban que iba a suceder esto en sus vidas.

Muchas mujeres hoy en día se sienten desorientadas, no saben cómo enfrentar esta relación con su esposo en el cual no han encontrado el apoyo ni económico, ni afectuoso, ni de comunicación, ni como un compañero.

También las jóvenes solteras, de pronto se encuentran con el divorcio de sus padres. Hace poco estuve aconsejando un matrimonio que estaba a punto de destruirse; el que más sufría era el hijo.

Pareciera que los padres se olvidan de los hijos, se envuelven en sus propios sentimientos y caen en un egoísmo y en una falta de reconciliación y solamente ven por sus propios sentimientos.

Cuánto afecta el saber que papá se está divorciando, que papá tiene otra mujer fuera del matrimonio, que papá tiene otros hijos fuera del matrimonio, ver sufrir a mamá, ver sufrir a una hermana.

¿Cuál es el escape que muchos buscan en un momento de desesperación? Tristemente, la respuesta es el alcohol. Por unos momentos puede sentirse la persona emocionada, eufórica, optimista, pero después viene el precio: una depresión, una adicción a las drogas, o una relación extramarital; otros escogen el camino de la desesperación, no encuentran respuesta, se aíslan y viene lo que se conoce como la infelicidad.

Hay días que nos parecen grises

Otra frase acerca de la tristeza que describe al ser humano en un estado de desesperación, el cual es terrible porque sientes la necesidad de escapar de él. Te sientes presa de una situación que te atrapó:

“Hay tristezas tan grandes que desesperan”.

El día de ayer tuve la oportunidad de conocer el caso de una mujer que por 20 años vivió un matrimonio feliz, pero hace dos años su esposo cometió adulterio. Esta mujer se encontraba desesperada, quería buscar un escape, no sabía qué hacer al respecto.

Sus sentimientos no los podía controlar, su cabeza era un mar embravecido, que simplemente la agitaba, le producía dolores de cabeza, migraña, se sentía sin consuelo, con mucho desaliento, como si cada día que ella enfrentaba, era un día nublado, un día gris.

Hay días que nos parecen grises
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