¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene depresión?

Antes de contestar esta pregunta, hay algo básico que debemos entender y es que cada niño es único en su forma de ser, es decir, no hay niños idénticos, cada uno es diferente y hay que conocer muy bien al niño y saber realmente lo que es normal en su comportamiento y lo que ya no es normal.

Todos los niños son diferentes y yo no puedo evaluar a mi hijo en relación a otro niño. La primera tarea que un padre de familia debe de tener es conocer a su hijo para saber cuándo su conducta es normal y cuándo no; en otras palabras, no hay que apresurarse a sacar conclusiones.

Padres y profesores deben de estar atentos cuando algún niño presente algunas de las siguientes características:

  • Continuamente está triste o llora con facilidad.
  • Pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela.
  • Se aleja de los amigos y de la familia.
  • Su comunicación es pobre, no le gusta hablar con nadie (hermanos, padres, etc.)
  • Se aburre y se cansa con facilidad.
  • Muestra poca energía o poca concentración; se le ve distraído o con pocas energías para realizar las actividades que normalmente debe desarrollar.
  • Se muestra irritado o muy sensible frente a pequeñas frustraciones y hace berrinches con mucha facilidad.
  • Muy sensible al rechazo o al fracaso.
  • Muestra o expresa baja autoestima depreciándose él mismo; con sus propias palabras habla mal de sí mismo, es un dato obviamente de alarma.
  • Cuando el niño elige finales tristes para sus cuentos o presentaciones también puede ser un dato importante, aunque no necesariamente, pero hay que entender por qué está pasando esto en los finales que el niño prefiere.
  • Su comportamiento es agresivo.
  • Si se queja constantemente de dolores tales como el de cabeza o de estómago y ya se revisó y no hay una aparente causa, este puede ser un dato bastante importante para descubrir un estado depresivo en ese niño.
  • Cuando el niño duerme demasiado o duerme muy poco, al igual que en la comida, cuando come mucho o come muy poco puede ser el reflejo de una inestabilidad emocional.
  • Regresiones ya se en el habla (como un bebé), o se orina en la cama cuando ya no lo hacía.
  • Obviamente, cuando el niño habla de suicidio este ya es un dato gravísimo donde debe buscarse de inmediato ayuda especializada.
  • Cuando el niño manifiesta su deseo de escaparse de casa.

Todo lo que acaba de leer es particularmente cierto en niños mayores de tres años, pero en niños menores, puede detectarse la depresión al observárseles decaídos o al permanecer tristes aun cuando se les esté consolando.

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